¡Levanta! ¡Que levantes, maldita sea! Mira a tu alrededor. ¡Son guerras! y luchas constantes contra el tiempo, la pereza, la ira, la envidia y la venganza… míralos. ¿No es genial?, un mundo donde el suelo es su estado natural, la tierra y la caída, hasta que no se puedan levantar… ¿puedes gritar hasta romperte en
¿Cuántos de vosotros? Años atrás, ¿cuántos? 9, ni más ni menos, 9. Y vienes, a decir que puedes, contra el titán de textos que no pierde. No compite, el que el rival, cree que puede. Así que, mirad atrás, mira atrás… que me encontrarás allá, en tu estilo, en tu copia, allá donde no podrás.
No sabes, lo que es la noche eterna… estas voces en tu cabeza. Self-destruction. Respirar para no caer. Y notar como tus piernas fallan y no puedes controlar. Es la rabia, que recorre tus venas y arterias, es el sudor que sabe a sangre, tu ojos que no saben, y el grito, que queda, ahogado
Tan fácil es, junto a ti, olvidar todo el día y el poco tiempo, para desear tenerte cerca y así olvidar todo ese resto del día que pierde importancia porque habría terminado de la mejor forma posible. Junto a esa tranquilidad, esa calma, y esa seguridad de dejarme caer en el más profundo de los
Vamos, levanta… ¡qué levantes! ¿Qué haces? Sí. Tú, ¿dónde quieres llegar ahí quieto? Derrotado. Llorando. ¡No! no vengo a ofrecerte una mano, vengo a hundir tu cráneo. A oler el miedo salir de tus poros, a ver tu derrota, tu desidia por no hacer nada. Morirás siendo ya olvido de todos… Hagamos un trato… dame
Cerrado, junto a soledad y silencio, es siempre lo mismo, tras los días… tu vida en espera, para ese respirar que te devuelva, la vida… esa falta de aire nuevo, después de tanta espera, que es capaz, de dibujar, una sonrisa… y nadie más puede… Por eso, no es mejor lo demás que la espera…