Adivina qué… Adivina quién… ¡Haha! No me verás empuñar barrotes de ventanas en mi propia casa, no existe la libertad en tu sociedad, meterme en un saco, no te va a resultar. Y mi boca no tiene cremalleras que cerrar… los tres monos ya no están, al ciego lo cazaron y lo lleva puesto una
Días eternos, tan largos como vidas tengo… días inquietos, en noches de escaso parpadeo y medio. Versos, en madrugadas sin besos. Sueños apenas sin tiempo para el recuerdo. Cansado de buscar por el día, los sueños de la noche. Recorro un mundo de fantasías cada día. Y quiero creer, que creer que se puede, es
En el infierno todos arden por igual, tus gritos no serán más que los demás, y todos querréis escapar. En versos, poetas vagamos como fantasmas entre las palabras en el tiempo, nuestra tortura es, no encontrar razón por la que estamos escribiendo, y buscarla por cada uno de nuestros textos. Tenemos, pluma como antaño, tinta
Soy parte de la retención. Del tiempo y del dolor. Soy, algo que debo cargar, y a cada paso, duele más. No creas ver que sabes verme sufrir… no creas que puedes ver más allá. Tras el duro metal, es más metal, macizo hasta el centro, donde ya queda poco calor latiendo… pero no sueno
Al final del día me debo, más vida que muerte. Me quito el eco de la cabeza, y desconecto los cables de mi cuerpo, vengo como persona, que al principio del nuevo día se acuesta, satisfecho del ayer. Y despierto, al igual que tú, dispuesto a enfrentarme al día que comencé durmiendo. No puedo más
Insignificante, imperceptible… detalle que escapa a la vista. Atrapado por aquel que observa, entre el tiempo que entre segundo y segundo espera. Y todo se detiene cual foto, mientras el mundo se escapa. Silencio entre las palabras, defectos entre el deterioro del día, viejo en madrugada… con todos los huesos doloridos, te rindes a la