Entre teclas que componen mi vida. Ojala fueran, las de un piano. Mis escritos serían sinfonías para ser escuchadas… y no tedría siquiera que volver a volver. Poco a poco, quiero volver a recobrar, ese aire que ya no sabía como respirar, como el golpe de la realidad, que te hace madurar. Todo queda, y
Intenta… entrar, aquí dentro y aguantar… los barrotes que yo mismo debo doblar para escapar, las mentiras, que todos los días he de escuchar, para poder caminar, mientras el silencio queda en desuso por incompetentes de ego revalorizado… A pesar, de mi ausencia, los pasos, siguen en guerra, por cada milímetro de terreno que la
Y los años me pesan, mis suspiros por tí me matan… mis fuerzas se agotan, y apenas logro levantar de este silencio… mientras miro atrás, y queda tanto por delante por andar… no importa cuánto digas que haces… no importa, cuánto creas que luchas, cuando nadie te ve, ni te escucha, de nada sirve… tu
Escribo… Y no emito, retransmito, o me permiten hacerme el perdido. Vivo. Respiro y esas cosas que todos reímos. Siento, con todos mis latidos. Y las lágrimas no son suspiros. Me permito, no encarcelarme en paredes mentales, y las ideas, no vuelan perdidas, tienen pies y andan pegando gritos… pero no muerden, se muestran fuertes.
En noches, soy mis manos en la oscuridad, teclear… la música deja paso, al circuito abierto pero cerrado… esa energía que fluye y desaparece en el golpe de una tecla… esa mirada, que ve como, todo lo que mi mente desea, se refleja para que lo lea… Las letras quedan impresas, atrapadas en una pantalla
Entre ataques de pánico, escapo, de mi mente, mientras intento controlar mi estado… eternos ataques de desanimo arremeten, mientras intento combatirlos a capotazos, parace que nadie me ha escuchado, parece que nadie me escucha, y cada día que pasa soy más piedra y menos esponja… Mientras intento controlar, el grito que pretende darme la vuelta,