Petrificado
Pétreas cual corteza ahora fría, melancolía del fuego. Atemporal, con un gran vacío, por llenar. Duermo abrazado a tu almohada, que todavía está en mi cama aunque ya no queda ni tu rastro, y tú suspirando. Ganas tú, de tener las alas, que robé a Cupido y el abrigo de pieles de sirenas en mi