Y el silencio se queda al impedimento que las palabras quiebran al no tener capacidad de hacer… a la ineptitud de viajar miles de kilómetros en esencia, pero saber a poco… a la cara de bobo, al sentirte enamorado de la voz que promiscuamente imita en cualquier teléfono… y tú, sólo quieres darle un beso.
Desaparece el mundo… una pantalla es mi botella de cristal… internet mi mar y mi mal… mi mente mi máquina que no sabe descansar, aún la noche esté avanzada ya, despierto sin más… pesadillas que mezclan mi pasado, y mis olvidados, que en realidad no son tan olvidados… Un teléfono apagado… una canción de fondo,
Sentado con frente en un teclado, no podrás luchar contra este que aquí deja su mente, yo escribo versos solamente, me importa una mierda tu visita, tu vuelta o tu opinión… si esto lo escribo para mí y yo me leeré dentro de unas décadas para saber y tener razones para no suicidarme… y seguiré
Y sabes que la torpeza de saber que estás tropezando y que te vas a hacer tanto daño… ya no tiene remedio. Habías aguantado un asalto pero… al segundo ya no has podido… y poco a poco te han hundido. Saber que el primer asalto sí has sabido lo que tenías que hacer para conseguir
Tarde en la noche… muy tarde… después de gritar socorro, también es tarde… ya he llorado, y mis lágrimas me han abrazado. No sé estar solo, pero es a lo que me veo obligado… he visto pasar mis horas de un lado para otro, de la habitación, al salón; del salón, a la habitación… he
Y es que hoy no quiero estar aquí… preferiría no ser lo que soy… pero lo soy… no me quejo… sólo asumo, lo que debo asumir… Siempre ha sido así… a cada cual le marca algo en la vida… yo sé qué es lo que me está marcando, y como un yerro calentado a fuego