Algo más…
Si las señoritas no fueran nuestra tortura, poetas no escribirían poemas para ellas… escondemos nuestros secretos bajo llave, nuestras manos golpean el teclado suave, y a falta de ordenador, yo sigo escribiendo con mi letra de niño pequeño… la voz me sigue temblando cuando te hablo, y mi mirada es desviada por la tuya fusiladora,