Nadie al abrir los ojos
Mi vida quedó, impresa en palabras a rastras, de gritos que no dejan de sonar. Susurros perdidos por el eco de mi cuerpo, escondido en recovecos. Miro a lo lejos, perdido, viendo, como poco a poco, creyeron, y cayeron; para después callar al silencio, entre los gritos de mi peso. Tal vez, mi cuerpo, lo