Cuando quedé ciego… aprendí a sentir. Ahora que veo, no veo lo que hay frente a mí. Más allá de la piel, de las caras y los gestos. Tras el silencio, un poco más allá. En mi caminar, son pasos hacia algún lugar… ¿ya estoy loco? ¿o es un poco más allá? Creo que es
Letras… letras, recorren mis venas… palabras, llenas, de tinta, negra… en noches, noches eternas, oscuras y serenas… mientras, esperas. Los sueños, no llegan; la vida, te desespera; la cabeza… te da vueltas. Mientras, la piel a tiras te quitas, cada noche y dejas, que miles de desconocidos miren, más allá, de lo que no saben
Antinatura… en contra del camino predeterminado, en el mar de personas que mueren río abajo. Somos algunos, los que nadamos contracorriente, para volver a ver algo. Ese atisbo de luz, que necesitamos para subsistir en este mundo vacío, en el que nos encontramos. Y somos los que permanecemos perpetuos ante el paso de la marabunta
Perdí toda razón de mí, cuando no pude convertir las horas invisibles en visibles. No soy mago de ojos, ni llego a leer las mentes, pero por mucho que lo intente… no es lo que me preocupa encontrar para el día siguiente. Estoy por ver el lado positivo de las cosas, pero deben ser esferas
Cada mirada, cada espejo que me atrapa. No hay palabras, de gritos entre armas, más rabia. Resurgir del suelo, es lo que hago para que unos tengan miedo. Mientras intentan a patadas, hundirme hasta el infierno… pero, el diablo vive allá abajo a lo lejos, ardiendo. No importa cuán fuerte grites, no hay salvadores en
No es suficiente… cuando el silencio se extiende, en noches crecientes. Conociste sólo el agotamiento como cura, pero… la locura, es el paso a la calma que precede mis pasos. Llego a ser arrojado por tantos acantilados cuando la mirada desde lo alto, divisa lento el pasar del tiempo hasta el horizonte donde se esconden