Desde la uno hasta las dos mil, desde el principio hace muchos años hasta el presente, aquí… han diluviado letras, sentimientos disparados como balas en guerras… ¿a quién? A quién sea… a quien venga… al que se me presenta delante en esta guerra… No existe motivo, por los que cada noche escribo, caigo en trance,
Entre escudos de cristal, entre espejos de un sólo sentido; donde quedo preso, de miradas que ven su reflejo mientras, yo ando aquí dentro, perdido. Vivo, en noches pensando que muero al dormir, deseando despertar en otro mundo, y que no estoy aquí… que todo fuera un sueño, y que la vida no fuera algo
Tras un mal sueño en mi propio ánimo… levanto, cual día cualquiera en un mundo lleno de pereza… miro mi reloj y traspaso, mi cuerpo, porque soy invisible al contoneo de tu cuerpo por el mundo… escribo, y camino… bajo un suspiro, hay aire, y el aire se mezcla con el aire y deja de
Y despiertas… el sol te deja huella, y poco a poco miras a un lado y te encuentras a ella… no es pasado ni presente… no es imaginación ni sueño… entonces qué es lo que eres… eres… mueves tu cuerpo y dejas los pies en el suelo… un vistazo al cielo… todo está completo, todavía
Dentro de este latido… mi pecho retiene a mi corazón… de perderse en busca de tu encuentro… El tiempo se hace eterno… mientras versos invaden cabeza y cuerpo… mientras en parpadeos me mareo… me invade el cansancio… y ni siquiera puedo dormir sereno… Largo es el sentimiento… de sentir que pierdo mi tiempo… demostrando cosas
Un suspiro muere entre silencios… una mirada se pierde entre la distancia de nuestros cuerpos… un deseo se retiene en la mente… un hecho perdura vivo en mi inconsciente… los ecos mueren y resucitan en mis parpadeos… la gente se detiene y se pierde… y los pasos me hacen avanzar y desviarme de los que