Perenne
Aun recuerdo la tarde, en la que sentada en una silla de su habitaci?n, los dos sentados frente al computador? hizo que oyera aquella melod?a. Jam?s la hab?a escuchado, pero desde el inicio, aquel sonido del tambor retumbando, el comp?s cadencioso de sus notas que resultaba suave y envolvente a la vez; el seductor nombre