Vamos, levanta… ¡qué levantes! ¿Qué haces? Sí. Tú, ¿dónde quieres llegar ahí quieto? Derrotado. Llorando. ¡No! no vengo a ofrecerte una mano, vengo a hundir tu cráneo. A oler el miedo salir de tus poros, a ver tu derrota, tu desidia por no hacer nada. Morirás siendo ya olvido de todos… Hagamos un trato… dame
No puedes parar… deja la mirada gritar… versos salir hasta taladrar, cráneos, sin importar, dónde puedan señalar. Las bombas caerán, a pesar de querer mantenerlas en el aire, durante la eternidad… no podrás, esconderte en paredes de ignorancia, a pesar, de usar cuerpos para romper ilusiones. Seremos de metal. Seremos los que permaneceremos serenos, cuando
Caigo en noches de lunas completas, largas noches eternas, donde no hay más que gritos en esta guerra… de debajo de toneladas de tierra, con un grito y comiendo arena… es un puño lo que sobresale del mundo… al límite, te encuentras. Y cierro mis ojos y escucho esos susurros que una vez tuve, hasta
Hoy por momentos, detengo el tiempo. Pasos, son eco; soledad, es tiempo. Tus besos, un recuerdo; mi vida, un cuento, donde lobos no comen corderos. Escribo versos, observo cuerpos, mis pasos, no son distintos al resto. Pero días son etéreos, palabras, son necias, y las personas son decepciones. Claro es el horizonte, como para evitar
Desechando partes innecesarias. Vaciando mi vida de mí, y mutilando el pasado… borrando… olvidando… Dejando todo menos el resto, y lo que queda de mí. No siendo, ni mucho menos, algo importante. Dejándome a lo lejos, todo, excepto… Y perdido en la nada, prevalezco en olvido, insignificante y muerto, envuelto en silencio, con mi voz
Levantar y mirar al cielo… después la mirada caerá al suelo, doblado caminando por el mundo entero, perdido en pensamientos, pensando en la distancia que deja al mundo lleno de impotencia… y crecen versos, desde el corazón hacia la boca, que vuelvo a tragar hacia dentro… nacen lágrimas desde la distancia de estos versos a