Ya no entiendo nada…
Y miraba su café mientras su calor se escapaba, quedaba un sorbo para volver a dar la cara, y salir a ese mundo que siempre… siempre le daba la espalda. Estaba cansado de pasar su vida a solas, y tan sólo tenía unas décadas para poderse quejar. Pero necesitaba tanto sentir la confianza, y el