Son dos, uno más uno que tienen la excepción, ciegos de razón, caminan ausentes de su presencia en esta misión, versos que corren de un lado a otro de su expresión, si no soy yo, ¿eres tú la que tienes la voz? No hay signos de compasión en esta pasión de olvidos junto a tus
Somos peones que creen pertenecer a cuadrados, blancos y negros, con líneas divisorias del terreno… nos encasillan en habitaciones, en pisos, en barrios, en pueblos, ciudades, países, continentes y ¿para qué? Nada de eso se ve, nada es real, pero pondrás rejas en tus ventanas para sentirte como en casa, sin libertad, cerrarás bajo llave
La incertidumbre ante saber que después de la muerte nadie va a venir a decirte «qué bien que llegaste nene», la eternidad será vacío existencial, tu conciencia no existirá, cuerpo se pudrirá en caja de pino y paredes de cemento junto a compañeros muertos, preferiría quemarme en el infierno, y junto a mi mente, mi
Y es en momentos como este, cuando mi alma se resiente… pierde, toda fé en versos y personas y se detiene, yo no castigo a quién me decepciona, pero si pierdo toda confianza en personas… hoy te he mirado a la cara, y no me ha importado nada, estoy tan cansado que no merece la
Dime ¿de qué sirve ser poeta en tierras ajenas, en un lugar donde la mirada se pierde buscando letras, cabezas? Desesperas… y la falta de fuerzas es tu lema, competición, si no hay rival no hay don, y poco a poco crezco pero lento, ante la actitud de años en los que los escritos siguen
Un día escribiré una carta que empezara así… como la que aquí voy a comenzar a escribir… siento deciros que decidí irme, no física pero sí psíquicamente de aquí… volé y desaparecí… me harté de escribir la mierda que había dentro de mí, y decidí dedicarme a comerme mi mierda para sucumbir antes, y morir