Autor: CARLOS A. GUTIERREZ O. He llegado a la conclusi?n de que en este mundo hay muchas cosas por hacer, pero hay pocos hombres que se atreven a lanzarse a experimentar, a arriesgar un desarrollo normal de su madurez por sus sue?os, a dejar a un lado placeres con mucho sacrificio (placeres que as? como
Comienza con el abrazo de nuestros labios, ha sido un incendio provocado. Tu mano ha tocado ese sitio que va descontrolando. Mi traviesa mano se ha perdido entre el pecado; de pronto no solo tu mano y la m?a se encontraron.No puedo creer que suceda, no solo el sino todo mi cuerpo lo desea?Quiero pensar,
– Perdona, ?Tienes fuego? – No, no fumo, lo siento. ? no s? por que me disculpo, pero creo que lo siento m?s por ?l. Sigues mirando al muchacho, desde tu posici?n inm?vil, sentado, lo miras como va de un lado a otro hasta encontrar el calor del mechero y el humo entrando en sus
Cuando mi mente se evade de mi cuerpo… cuando piensas cosas que luego tu boca no se atreve a decir… que no tienes tiempo de cumplir, y que se van acumulando en tu cabeZa… Tu mente piensa,… piensa en el ayer, piensa en el ma?ana… y tu cuerpo vaga por un presente donde tu mente
Miro hacia la ventanilla… veo pasar el paisaje ante mis ojos… que en realidad no lo admiran… no… mis ojos están perdidos en su horizonte… perdidos a lo lejos… y de mientras pienso… pienso en ella… pienso en aquello… pienso en donde mi recuerdo se paro… donde mi mente dejó de grabar… y se quedo