– ¿Por qué no te gusta hablar? – Porque no… ¿te vale la respuesta? – ¿Por qué te alejas de la gente? – Porque quiero seguir siendo un depresivo y amargado con tendencia a pensar en el suicidio… y si tengo a gente a mi alrededor me distraerían del objetivo principal de mi vida. Nah…
No duermo… despierto asustado casi al cerrar los párpados… necesito tus brazos, dormir a tu lado para estar calmado… me falta algo, y no es más lágrimas abrazado a la almohada mientras observas pasar al pasado. Me cuesta creer, que encontrarte será cosa de tiempo, me cuesta creerte aún creyendo haberte encontrado… me cuesta creerme
Se trata de saber aguantar el peso de la vida, de mantenerse sereno entre tanta ira, de no volverse loco antes de terminar el día… encontrar en los sueños tus ilusiones para el mañana, y despertar agradeciendo un día más en la Tierra llena de sufrimientos y lágrimas, Dios clava su mirada en el dolor
– ¿Por qué yo? – Tal vez no me encontraras tú… tal vez yo quisiera que me encontraras… pero tú prefieres pensar que fuiste la que me encontró… tal vez yo no lo vea así… yo ya me había fijado en ti antes de que decidieras dar el paso… es verdad, tenías razón… pero, por
Puedo… dejarte atrás escribiendo y tú leyendo… no darte tiempo, al tiempo que escucho una canción, y escribir poseso, de un descontrol de mi cuerpo, escapo como el viento entre rendijas, finas para buscar salidas, y corro más, mucho más… poeta a escondidas, loco en despedidas, observador y saboreador de los pequeños momentos de la
Ausente… así es, ausente aunque presente, en un mundo donde todos desaparecen. Creo saborear el paisaje en movimiento bajo mis pies con ruedas… y música en mis oídos. Observo, mientras el movimiento me hace no pensar… y mientras me ausento y me olvido de todo y de todos… hasta desintoxicarme, poco a poco… me refugio