Mírame, mírale… el tiempo no se ve, pero se va, se marcha, y mientras pasa, saluda y se te escapa. Más allá… es silencio, perdido, porque no encuentra, tiempo, para decirlo. Y entre tantos, son muchos, los lentos. Que pierden vida, entre versos, repetidos, versos, repetidos, versos… ¡bah! ¿Qué es esto? Fotocopias de días repitiendo.
Desde lejos… escribo versos… te escribo, por mi cuerpo, me encierro, en una botella de cristal y me tiro al mar… desde el tiempo, que tardo en llegar, mi tiempo es tan eterno, que vuelvo a despertar, para volver a empezar… Y miles de botellas, en este mar, con tan poca agua… miles de granos
En actos de silencios, de hechos para avanzar al respecto… en soledad, de avance y respirar; de respirar y andar… el mirar queda atrapado en lo lejos al pensar. Mientras todo carece de verdad… todo se verá. Del papel a la verdad, de las letras o trazos a la realidad… el salto sólo cuesta tiempo,
En la falta de aire, te traigo cruzadas de sangre. Lágrimas de papel, y sal para tu deshidrate… emborrones de metal, rayados en tu corazón, te quieros que se tatúan por mi cuerpo y miradas que no se esconden… Tras la caída al vacío, desde lo más alto del precipicio, las rocas pararán tu destino.
El papel aprende a esperar, las letras a decir algo… el corazón, a salir lastimado… la vida a seguir dando pasos y el alma, a no creer en sí misma… el teclado se convierte en tu piano, tu vida en tus escritos y tu pasado en vagos recuerdos lejanos que ya no aciertas a recordar…
Somos hombres de papel, escondidos entre tu piel, armados con bolígrafos llenos de tinta, pintamos tu vida… escribimos durante noche y día, y hasta las lágrimas se nos secan. Caminamos ausentes, entre la gente, intentando esquivar cuerpos para poder ver la tierra. Y a veces, nos paramos en medio del tiempo, de la gente, y