Hay días que no tienes ganas de nada, que solo quieres dormir y olvidar a todo el mundo, abrazarla y desaparecer… Hoy es uno de esos días, te sientes cansado de lo falsa que puede llegar a ser la gente, y del daño que pueden llegar a hacer, tienes que andar con pies de plomo…
A veces… Solo a veces… El mundo se viene abajo… Y no la tienes… No la tienes a tu lado… Y solo necesitas un simple abraZo… Pero es tanto… Tanto lo que se va… Cuando la ves marchar… Que no quieres pensar… Que quieres llorar… Que solo la quieres amar… Que solo la quieres amar…
Hace unas horas era feliz… ahora… tengo ese sueño que me entra y que hace que no tenga ánimos de nada… solo de acostarme y dormir… te duele ver algunas cosas que ves… algunas reacciones de la gente… esas miradas de indiferencia… te sigues sintiendo incomodo… donde tu cuarto se convierte en tu santuario… del
Juan está con su tía en el salón, tiene ocho añitos. Ella viste de oscuro, tiene los ojos enrojecidos de tanto llorar… – Tía, ¿por qué hoy cuando fui a clase los profesores me daban un beso y se iban? – No lo se cari- sus ojos se llenan de lágrimas. – ¿Cuándo van a
Estoy perdido… pero me encuentro entre sus brazos… no quiero bajar… sigo aquí arriba… volando… miro hacia abajo… y la abraZo… no se por qué cada segundo que pasa mi vida se hace más dependiente… más… por qué sentirme mal… cuando lo tengo todo… por qué ansiar cada veZ más… por qué quiero más… quiero
«Toc… toc… ¿se puede?»… Muchos empezaron su andanza con el doctor así… con miedo… no se atrevían a mostrarle su alma al doctor… pero el doctor siempre se las apañaba para hacer que el paciente le abriera su corazón… para que él pudiera mirar sus recuerdos… aquellos que se convertían en espinas… más grandes o