Límite… al límite. Vuelves a despertar, un ciclo más, una semana más, meses se van, años pasan ya. Letras vuelven, voces en mi cabeza, y mientras sigues, pierdes… pierdes la vida en verso, y en prosa, pierdes… el día a día luchando por continuar y conseguir qué… nada. O eso parece… Luchas por la gloria,
Tus dedos, quedan perdidos en la noche del silencio. He vuelto. Tras canalizar todo hacia algo bueno. Y si tengo, es un problema, con aquellos que me impiden… y es que yo no me rindo. Perdido, en el ritmo, tras el descontrol. Aritmico, tras el tiempo, confuso tras las letras, ocupado en pensamientos, para sobrevivir…
El esfuerzo, no es lo que ven tras las bambalinas, sino el resultado. Y como ahogado, la luz se pierde entre metros de agua. Caer, sin gritar, porque cuanto más bocas se abren, más agua entra. Y estoy cansado de recorrer metas. Tú, qué serás cuando la constancia te reviente y no puedas seguir. Llorarás,
Sin competencia. Mejorar, desde dentro hacia fuera. Sin rival. Donde tu único enemigo es dejarte. Rendirte. Dejar de ser constante en tus principios. Y demostrar tu debilidad. Perecer, respirando. Quieto en tu tiempo, y estancado. Porque la costumbre te ha marcado, en resistencia arrogante, a no dejarte. Caminamos, a pesar de las caídas, nos arrastramos
Todo comienza en movimiento… sonidos desaparecen fuera de mi cuerpo… y latidos se vuelven ritmo, mientras me muevo, el silencio es mi único amigo. Me mantengo en el tiempo, mientras miles de pensamientos pasan como personas se cruzan en mi mirada. Siento, esa velocidad, de avanzar… ese silencio de a pesar estar, rodeado de ruido
En noches, soy mis manos en la oscuridad, teclear… la música deja paso, al circuito abierto pero cerrado… esa energía que fluye y desaparece en el golpe de una tecla… esa mirada, que ve como, todo lo que mi mente desea, se refleja para que lo lea… Las letras quedan impresas, atrapadas en una pantalla