Girarse por un beso, aún dormido, sin saber del mundo. Tu rostro borroso reflejo, de mis ojos… no todo está perdido. Vivo, un sueño perfecto, en vivo. Dure lo que dure, que dure, el resto, sólo son penas, y lágrimas. El tiempo caminará a la autodestrucción, de mi cuerpo. No sin luchar, no sin odiar,
Todo es mentira… Cuando no sé ni leer mis palabras… cuando yo soy el vivo error de mis textos… Cuando la pereza me mata a días, cuando la vida me acuesta sin ganas de nada… he perdido toda batalla de consejos… Y camino a la deriva… La derrota resentida, con lágrimas que se fugan de
A lágrima viva, ante el tono, que deja ese amargor en la garganta… ese dolor constante a lo largo de años que se repite y repite, cual bucle. Y a pesar del dolor, a pesar del paso del tiempo y del agotamiento del cambio. Se replantea que ese tiempo ya no se puede recuperar… que
En la falta de aire, te traigo cruzadas de sangre. Lágrimas de papel, y sal para tu deshidrate… emborrones de metal, rayados en tu corazón, te quieros que se tatúan por mi cuerpo y miradas que no se esconden… Tras la caída al vacío, desde lo más alto del precipicio, las rocas pararán tu destino.
Palabras sordas, para corazones mudos. Besos como últimos, abrazos como despedida, latidos por voz, mientras en mi mirada, quede tu fotografía. Sonrisa… Al levantar, heme ahí en el cristal, sin saber respuesta, lágrimas caen sin más. Atrapado en un mundo vacío, robado de este lugar, por un maldito cristal, que se rompe, golpe a golpe
Mirándote las manos, y arrodillado. Clamando al cielo, y con mi mujer, muerta, a mi lado. No es posible el cambio… El tiempo no conoce pasado. La vida, no conoce de justicias. Y en su último aliento, dejó escapar un «te amo», que murió entre mis brazos, mientras lágrimas derramamos. Todo, en vano. Su cuerpo