No existo, presto, ante el aquesto. Soy atisbo de la esperanza, represento, el tesón sin perdón, y sigo sin don, y sin razón. Actos, sin dirección, camino de dos, no somos vos, para decir que ya no somos ¡oh Dios! Mi grito, se escucha hasta el infinito y ni siquiera tengo que abrir la boca.
Sientes el respirar, como si del faltar… he de tratar, cuando ya no sé ni cocinar vientos que tempestades planten delante de tu jardín. Me llevo a mí mismo a un fuerte retroceso y estancamiento, no importa. El ciclo es eterno, y se repite tantas veces como llegue a ser completo. Es o no cuestión
Son muchos los que lloran en mí y se compadecen… de mí. Son muchos los que intentan en vano hacerme ver que soy irreal. Son muchos los que no creen en mi palabra, en la palabra que no se escribe ni se escucha. Se cuentan por miles los que quedaron en el pasado, y mientras
Son lágrimas, lo que los poros de mi piel resuman… es la vida en llanto y silencio, lo que se esconde a mis espaldas. Son fantasmas, los que me atormentan la vida, persiguiéndome por los espejos de las calles. Es la soledad, en los pasos ante la verdad, lo que la música acompaña en mis
Caminos perdidos… Decisiones al delirio… Vida sin destino… Incrédulo de mí mismo… Un mundo vivo, yo muerto vivo. Preso de mi sentir, castigo de corazón en pecho pequeño. Respiro, es lo que intento, respiro, manteniendo el pulso, firme ante mi destino. Incrédulo de uno mismo, error del que no quiere ver, e insiste en vencer.
En la noche, cuando todos se van, el miedo se queda para acariciar, mis lágrimas bajar. Entre silencios y soledad, latidos gritan rompiendo todo cristal. El quebrar, de la garganta, hasta llegar, al estómago y dejar, ese sentido que escapa, que se marcha, hacia tus ojos y resbala… sin más, amar, y amar, para no