Tus besos en mi boca…
Yo soy el Dios de la Soledad, sonrisa que crea tu sonrisa, cuando las lágrimas brindan, entre las almas perdidas de amigos que desisten entre tanta y tanta codicia. Atormento a las lágrimas… a la melancolía, por una realidad utópica pero posible, por unas cosas tan sencillas, que asusta no poder conseguirlas, y mientras… mientras,