Ladrones de tiempo
No hace falta gritar… para que se me escuche… no me hace falta hablar, para mostrarte cuán peso es un hecho. El silencio, siempre fue mi arma de doble peso. Pasos al pecho, crujiendo tus costillas en mi camino por el desierto. Muchas tormentas de arena me he comido, como para tenerle miedo ahora al