Demonios en mis noches, impotencia en mi corazón, acelérose la sangre por mi cuerpo… el odio no llega en ningún momento, intentas calmarte, caminando de un lado a otro encerrado en tu propio cuerpo. No es miedo, es descontrol por tu cuerpo. Voces se escuchan y nadie te grita, son pasivas, ellas saben donde hallar,
En el exterior, del interior, de tu cuerpo, estoy yo… en el perdón, mi odio, y en mi odio, tu dolor… en mi mirada hay desesperación, pedazos rotos de amor, en mi caminar, hay total convicción de saber que hay al final de camino… entre pasos, no estás tú, y tú no eres protagonista de
Fuera de control, mi cuerpo se abandona al no conciliar sueño… atravieso puertas en busca de mi interior y encuentro un niño acurrucado que habla en bajo… de pronto todo se apaga y sólo hay un llanto… despierto y arrastro a mi cuerpo hacia algún lugar… no sé dónde me encuentro ni me importan muchas
En cada texto, en vez de ser tú, voy contra mí… en cada escrito el primer lector soy yo, no vos… no, no creas que eres el privilegiado al que dirijo todo mi armagedon porque primero dirijo mis textos a reventar mi cuerpo… tal vez no entiendas y lo primero que digas es, «yo te
Y es que me pierdo entre un mundo al que vacío con miradas, que se quedan clavadas y que se me clavan. No importa ya nada. Podré perder el silencio y volverme loco con tu ausencia, buscar la manera, de distraer a mi cabeza, mientras poco a poco la melancolía de días bellos corroen mi
Tras un día duro, me da igual con lo que me vengas, ya me da igual… tal vez lo que yo quiera no sea posible, demasiado sencillo, y a mí lo que me va es hacerlo complicado… saturado, acabo, después de un día largo… ya no importa, todo es relativo, he olvidado lo que sentía