El cielo llora por mí…
Era una de esas tardes desastrozas, en las que su cabeza lo estaba torturando como siempre, y los actos de otras personas le arrancaban las lágrimas que sin querer desparramaba por el salón de casa. El día, como siempre, lo acompañaba, y estaba nublado. Cuando sus lágrimas comenzaron a caer, el cielo comenzó a parpadear,