Bien… Resulta que el caminar cambia cuando ya no quieres volar, a veces te basta con saltar desde el acantilado y disfrutar 5 segundos hasta bajar al agua… después el agua dirá. Te levantas como un titán, y caes como un bebé… cada día, te revientas reinventas, te das vueltas, vuelves a empezar, y te
Siénteme, teclear en la oscuridad, bajo la eternidad, de letras sin parar. Una pantalla, música, bajar por mis venas, en pulsos, hasta letras que aparecen y me retroalimentan. ¿A qué esperas? ¿A gritar en medio de la madrugada y romper el silencio? No vas a conseguir nada. Por ello, el paso, en constante, es mi grito,
Tras las nubes grises… tras el viento que te roba hasta el último aliento… tras el suelo, la tierra y todo ese infierno… puedo, despertar y ver el cielo. Ver más allá del tiempo y encontrar tus besos. Puedo, a pesar de las fuerzas, levantar, y encontrar ganas de más. Arrasar, toda esa tierra, que
En la más extrema oscuridad, en la más amarga de las noches, o eternos de los días… la angustia no será capaz, la vida no será banal, el eco no será vacío. Entre tanto negro, siempre hay unos ojos que poco a poco son capaces de apreciar formas… de escuchar lo que no ven, y
El camino no se hace al andar, se hace al llorar y luchar. Dispuesto a la deshidratación… las fuerzas no hacen mención de honor. Soy yo, tarde o temprano, el que ha de caer. Pero los versos, son de pena, y la mentalidad de guerrero se encuentra en debacle. El tiempo lento, ante, el pensamiento,
En la oscuridad, de crujidos sueños aguados, el silencio rompe el placer convirtiéndolo en dolor. Estremecido entre vaivenes de ira intentando controlar mi vida; movida, por olas en plena tormenta y sin comida. Atrapado en mi piel, roto en huesos y quebrados los latidos… ciego en la oscuridad me dirijo, y sin miedo, a tropezar.