Demonios en mis noches, impotencia en mi corazón, acelérose la sangre por mi cuerpo… el odio no llega en ningún momento, intentas calmarte, caminando de un lado a otro encerrado en tu propio cuerpo. No es miedo, es descontrol por tu cuerpo. Voces se escuchan y nadie te grita, son pasivas, ellas saben donde hallar,
En el exterior, del interior, de tu cuerpo, estoy yo… en el perdón, mi odio, y en mi odio, tu dolor… en mi mirada hay desesperación, pedazos rotos de amor, en mi caminar, hay total convicción de saber que hay al final de camino… entre pasos, no estás tú, y tú no eres protagonista de
– ¿Por qué no te gusta hablar? – Porque no… ¿te vale la respuesta? – ¿Por qué te alejas de la gente? – Porque quiero seguir siendo un depresivo y amargado con tendencia a pensar en el suicidio… y si tengo a gente a mi alrededor me distraerían del objetivo principal de mi vida. Nah…
La incertidumbre ante saber que después de la muerte nadie va a venir a decirte «qué bien que llegaste nene», la eternidad será vacío existencial, tu conciencia no existirá, cuerpo se pudrirá en caja de pino y paredes de cemento junto a compañeros muertos, preferiría quemarme en el infierno, y junto a mi mente, mi
Sin un hueco donde sentirme lleno, pleno… me siento de invitado delante del teclado, alejado, de la comodidad de mi santuario… raro, me siento, con los colmillos deseando de morder algo, defensas por lo alto, esto es la calle, y si caigo llegan los carroñeros y te comerán aunque te encuentres agonizando… yo puedo ser
Hoy escribo por dolor, fruto de todo el placer que se ha provocado en mi corazón al ver la mentirosa imagen que damos al exterior… No voy de misterioso, simplemente no me interesa saber que me quieres conocer. Estoy cansado de siempre haber esperado algún mínimo acto de alguien en quien al fin y al