Olvídate de lo que vives y de lo que exiges, olvídate que existes y que estas letras tienen propiedad, olvídate de mi, de ellos y de estos versos para no tener prejuicios al leerlos… olvida que nos conocemos, que mi vida es algo más aparte de mis textos… olvida todo aquello que pueda hacer que
Y te despojas de toda ropa y piel, hasta hacerte ver, lo que nadie ve… mirarte de nuevo al espejo y encontrarte… llorar otra vez no va cambiar nada… llorar contra el espejo no va a solucionar nada… y quedarse en la piel y la ropa que dejaste en el suelo es un error… no
En silencio, hora tras hora, sin movimientos, viendo, como todo se mueve lento fuera, y rápido en mi cabeza… ella piensa en cómo abandonar este cuerpo que lastra, cómo librarse de esta carga, y vagar, por el mundo de la imaginación que nunca se cansa. A veces no salen las palabras y cuando se fuerzan,
A veces la vida en sí es una prueba a superar… a veces, sólo el hecho de pensar qué haces en este lugar, o quién es toda esa gente que te rodea, te paraliza… te agobia, y te hace sentir muy débil y pequeño. Las acciones se relentizan en tu mirada, y flashes de circunstancias
Y qué vais a hacer cuando un escritor se suicide… no tendréis más de él, ninguna palabra cruel, ninguna realidad fiel, será impuesta… salvo la sangre que en el suelo mancha tu parqué, eso te va a doler… porque escribo gracias a esta tentación a la vida, a veces me entran ganas de saltar por
Una noche, más… un mañana, después del despertar… cuando tu cuerpo está cansado y tu mente saturada, todo es relativo, intentas escapar… pero estás preso por el tiempo, preso por tus pensamientos, lo único que quieres es continuar… y toca asumir consecuencias… Tal vez no esté preparado para volver a dejar el corazón en otras