Menos, y no es porque no quiero, pero vengo, encuentro, soledad en palabras cuando no encuentro… un mes en ausencia y no recuerdo, pero predico, al silencio, al hecho, al trabajo y al esfuerzo. No quiero lloriqueos. Dijeron, levanta entre la mierda y encuentra el placer del silencio. Camina bajo el crujir de huesos y
De nada sirve abandonar… salvo que tu realidad, gane a tu propia fe en ti mismo… de nada sirve luchar, cuando tú mismo, eres el primer no. Por ello, en aquello que creo, en aquello que sé, no puedo dejar de luchar… me lo debo, es mi vida, y no puedo dejar por lo menos
Vivo a lo lejos, muero dentro, de corazones vivos. Versos quedan con párrafos para dar una vuelta, mientras más allá de mis ojos, es impotencia lo que tras la pantalla me roba la paciencia. Cuento las horas, los días, y me sobran dedos para encontrar un momento y dejar aquí unas letras. Tiempo, es lo
Dolorido ante el paso del tiempo, encorvado entre códigos, matando horas para no pensar. Alzo la cabeza y me come la madrugá, que ya pega bocaos a mansalva. Casi me trago mi cuarto de un bostezo, pero mañana en planta temprano. Todos los días perdiendo, horas de sueños… todos los días durmiendo por los rincones
Y se pierden los días, y sólo el pasar de la rutina, afloran mañanas y quedan ganas, tras horas de insomnio infundadas. Masacrada, mi alma y mis fuerzas, pero quedan flaquezas donde sacarlas. Más allá de tu vida, queda la de los demás, que pasa, como alternativa que tiene que pasar. No hay ganas, pero
Tras el paso del tiempo, mis gestos, mi vida, mi aquello y lo otro, se los lleva el viento… las lágrimas quedan en gestos, mis gestos en saliva que trago, y mi tiempo, en algo que prefiero tener ocupado. Mañana tengo que pensar que levanto, que pase lo que pase en el mundo, sigue hallándose