«Allá arriba…»
Sin competencia. Mejorar, desde dentro hacia fuera. Sin rival. Donde tu único enemigo es dejarte. Rendirte. Dejar de ser constante en tus principios. Y demostrar tu debilidad. Perecer, respirando. Quieto en tu tiempo, y estancado. Porque la costumbre te ha marcado, en resistencia arrogante, a no dejarte. Caminamos, a pesar de las caídas, nos arrastramos