Muchos agujeros, son cavados por uno mismo. Gritan que los saquemos, pero omitimos ruido. Camino sigue su camino, tus uñas quedan en paredes, hasta que, por una vez, salgas por partes. Placer es matarte, en olvido y sin recuerdos, ausencia de hechos, presencia de versos. Prefiero, combatir, a mis demonios antes de desistir y dejarme
Pisa fuerte… Rompe el suelo si en ello tu vida fuere… Pisa tan fuerte… Y hunde el suelo hasta la rodilla… Con cuellos de por medio… La sangre siempre salpica… Pero tu pisa fuerte… Y no pares de pisar… Divisa y pisa, deja huella, y no camines a la deriva, pero pisa, y no andes
Muchos días callaron. Y otros cayeron. Otros levantaron. Y muchos se rindieron. Ahora, caminan ahogados, y llorando. Esos lobos siempre fueron solitarios, y el dolor, no les hace daño. Aullamos… hasta llorar por la piel. No quieras ver, los colmillos esta vez. Puedo ser, y seré. No hay duda de qué, pero estaré. Perduraré, tan
Eco de días que vuelven, versos que mueren, entre espacios de letras inertes. No llegas a entender… El tiempo no se detiene, las palabras no retienen, el hecho que en sí requieren. Pereces, por la oxidación de hechos, que no se suceden, y no, no se merecen más tiempo, cuando tan sólo es vacío. Levantaré,
Hoy por momentos, detengo el tiempo. Pasos, son eco; soledad, es tiempo. Tus besos, un recuerdo; mi vida, un cuento, donde lobos no comen corderos. Escribo versos, observo cuerpos, mis pasos, no son distintos al resto. Pero días son etéreos, palabras, son necias, y las personas son decepciones. Claro es el horizonte, como para evitar
Y cuánto es cuánto… Mientras yo no sé ya cuántos… días han pasado, pasos he andado, letras fusilado en papel, y lineas suicidado al siguiente renglón… Cuánto es cuánto… para saber cuándo… Cuando, no sabes cuándo, y vives sin nada más… el cuánto sigue aumentando, pero tu sabes que seguirá… y no por cuánto… Seguir