Reflexiones

Tengo que volver…

Tengo que volver, las letras deben ser, ya no hay quién, todo son subnormales en, todas partes, con respeto a aquellos que tienen 3, cromosomas 21, estos son de los que tienen dos. Son mis dedos, es la música canalizar por mi cerebro, no puedo evitar serlo. – Holaaa… – Está bien… té déjare serlo. 

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20

No te diste cuenta… y fueron que pasaron dos décadas. Se dice pronto pero no hay tantos ahí fuera. No quedamos muchos (con letras), y los que estamos, caminamos (escribimos) cansados. Levantamos por inercia, porque no estamos hechos al suelo. Lo detestamos y lo golpeamos. Levanta hijo, que yo estaré a tu lado. Allá donde 

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Sin terminar…

Entre borradores, sin publicar, páginas digitales, sin mostrar… entre privados, sin ganas de compartir nada al otro lado. Empezar a escribir, y dejar esto a medias. Sin título, y sin acabar. Textos huérfanos, mutilados y olvidados. Textos perdidos de delirios específicos que quedaron en nada. Letras rotas, que no llegan al mar digital. Naúfragas palabras 

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Todo o nada

Mirando al infinito. Tanta agua que asusta. Altura, olas, tormenta. Acorralado, y el miedo acechando. De esos momentos donde ya no queda otra, donde las manos se cierran, y  te enfrentas. Donde él se apodera de ti y te transforma. Colmillos, lomo erizado. La caída no es opción, las rocas de allí abajo son tu 

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Mi límite es el suelo

Mírame. Mírate. Mi límite, es el suelo. Yo, no, vuelo, tengo los pies bien puestos, piso fuerte mi cerebro, y no, no vengo a soñar por las nubes de nuevo. Tropiezo, y me cago en… pero me levanto y sigo caminando. Las voces de mi cabeza gritan: Quédate en el suelo. Quédate de nuevo. No 

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Mírame, mírate

Me miro al espejo, atado de una mano y con lágrimas cayendo. Encerrado aquí dentro, solo escucho mis gritos romper por dentro. Y por mucho que corro no escapo de mis pensamientos… me cuesta el respirar, tan caro que el aire está. No paro de llorar… mientras las lágrimas se van, son los gritos quienes 

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