Mi límite es el suelo
Mírame. Mírate. Mi límite, es el suelo. Yo, no, vuelo, tengo los pies bien puestos, piso fuerte mi cerebro, y no, no vengo a soñar por las nubes de nuevo. Tropiezo, y me cago en… pero me levanto y sigo caminando. Las voces de mi cabeza gritan: Quédate en el suelo. Quédate de nuevo. No levantes del terreno. Pero. Pero. Siempre hay un pero. Y levanto, destrozado, pero oye: Como nuevo. Sigo caminando, pisando el camino que yo he creado. Y no, no es tu Dios quien me lo ha dado.
No he venido aquí de la mano. No me han traido, vengo desde el principio, caminando, caminando, y caminando… tan cansado, tantos gritos y llantos. Destrozado. Casi, y digo casi, por vencido. Pero es el presente, y aquí estoy. Me levanto, mil y una vez si mil veces caigo.