Ya no entiendo nada…

Y miraba su café mientras su calor se escapaba, quedaba un sorbo para volver a dar la cara, y salir a ese mundo que siempre… siempre le daba la espalda. Estaba cansado de pasar su vida a solas, y tan sólo tenía unas décadas para poderse quejar. Pero necesitaba tanto sentir la confianza, y el calor de unos brazos… que se estaba volviendo loco mirando ese último sorbo. Siempre un solo último sorbo, sin compañía ni voces que se interesen en que lo abandone por un sorbo de vida de unos labios ajenos. Y por más que esperaba a que alguien llegara, siempre terminaba por tomar ese último sorbo que entraba frío por su cuerpo. Se levantaba, pagaba, y andaba, mientras su gorra cubría sus ojos, y su mirada se anclaba en el suelo, mientras sus pies iban apareciendo y desapareciendo… y caminaba y caminaba mientras esa mirada ya no miraba, sino que pensaba, y sus oídos ya no escuchaban, oían un ritmo que llegaba a fundirse con los latidos de su corazón por dentro, y terminaba desapareciendo para todos ellos que lo miraban con desprecio.

Estaba destinado a no encontrar a esa persona, y a entrar en la vida de los demás poco a poco hasta hacerlas cambiar, pero todos terminaban por dejar solo a esa persona con el tic tac de los segundos eternos, y él, poco a poco, se iba gastando y a la vez sabía que lo iban consumiendo. Incluso sabía que con el pesar de los sentimientos que iba necesitando llenar, terminaría por abandonar, y resignarse a respirar… je, resignarse a respirar. ¿Cómo puedo respirar si las lágrimas me ahogan? Y ni siquiera he empezado a saborear las que caen saladas y que la vida poco a poco te arranca. Y sabes de algún modo cómo no quieres acabar, y el destino, en el cual no crees, te hace llegar, y ver que todo lo que has intentado evitar, al final no has podido cambiar, y todo lo que hacías para que jamás pasara lo que no querías que pasara, no había servido para nada. Y eso te hunde, hasta darte cuenta que no vale la pena luchar… de ahí que ya sólo te resignes a respirar.

Hasta que te canses y sin más, después de tanto luchar te preguntes ¿por qué lucho por respirar cuando todo sale mal? Y te resignes a dejarte llevar, o dejarte morir. Y nadie se acordará de esa persona, solitaria y sola, que una vez entró en tu vida y la volvió loca, la cambió y te dio una parte que al tiempo olvidaste, y eso pasó… que se repartio en tantos tantos trozos que desapareció, y lo olvidaron y luego cuando se preguntaron ¿Qué fue de ese muchacho?..

Se dieron cuenta que no había muerto, sino que lo habían matado…

Mode: puff pues no sé…
Escuchando: Pancho Céspedes – Vida Loca

PD: Mejor escuchenla:


2 Comments

  • maRia miércoles, 2 agosto, 2006

    Tenías razón. Tenía que haberte hecho caso y haber esperado a mañana, o sea a más tarde, a leerte.
    Sigo aquí. Ya ves a qué horas.
    Hoy, ahora, se me escapan las palabras alentadoras, igual que se me escapa el abrazo sucedáneo que te dejo aquí…

  • Digitalbites jueves, 3 agosto, 2006

    Aunque muchas veces no podemos cambiar la situación o las circunstancias que hemos tratado de evitar pero a la que muchas veces llegamos, vale la pena luchar, aunque sólo sea para decir eso, que nos dejamos la piel en el camino. Eso no cambia las cosas, pero da paz. Y puede que sea lo único que tengamos en esos momentos.

    Un saludo Fran ^^

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