Nadie al abrir los ojos
Mi vida quedó, impresa en palabras a rastras, de gritos que no dejan de sonar. Susurros perdidos por el eco de mi cuerpo, escondido en recovecos. Miro a lo lejos, perdido, viendo, como poco a poco, creyeron, y cayeron; para después callar al silencio, entre los gritos de mi peso. Tal vez, mi cuerpo, lo sabe, y yo, todavía, no veo al reflejo del espejo. Una careta entre lo que realmente siento y lo que pienso, tal vez todo está escondido, debajo de miles de metros de tierra, que cuesta encontrarlo.
Y caigo peso muerto, sin ganas de querer luchar por ello. Muerto, hundido, ahogado, casi derrotado, a falta de un golpe que acabe el sufrimiento. No me encuentro, con fuerzas para salvarme de entre tantos gritos, de ese que siempre me levanta, me arrastra, me saca de la cama, y me canta todas las mañanas. Es un zumbido punzante que ya no funciona, y subconscientemente lo sabes, no quieres verlo, pero está ahí… y lo sientes.
Entiendo, que no merece la pena dejarse ir, pero es mucho peso, y ese inagotable sigue gritando y quitando piedras de mi techo. No me encuentro. Pero lo siento. Sabe que puede estar haciendo más peso, pero poco a poco, piedra a piedra, queda menos espacio, hasta que una mano, me levanta y nos encontramos.
No hay nadie al abrir los ojos, solo ella, a mi lado… hay que seguir respirando.
Mode: I saved me.
Listening: EMINEM – Tragic endings