Versos, tras de mí… aún recuerdo, cada tropiezo, cada caída, ese metal, y esa agua salada… aún recuerdo, cada vez que me miro al espejo. Por eso, soy el camino que piso, el suelo que creo, y las reglas que rompo… tras el infierno, uno aprende a vivir en caliente, y tras el frio invierno,
Recuerdo aquel tiempo, como si hoy fuera viejo. Mi mente, insaciable, crece, a ritmos desmesurados. Y mi tiempo, pasa tan lento como para otros. Recuerdo, aquel tiempo, como miles de decisiones imposibles. Caminos llanos y vacíos, sin sentido. Recuerdo aquel tiempo, como el pasado que no sabía que me llevaría a este presente. Recuerdo aquel
Siénteme, teclear en la oscuridad, bajo la eternidad, de letras sin parar. Una pantalla, música, bajar por mis venas, en pulsos, hasta letras que aparecen y me retroalimentan. ¿A qué esperas? ¿A gritar en medio de la madrugada y romper el silencio? No vas a conseguir nada. Por ello, el paso, en constante, es mi grito,
Vuelves a pensar, caminando atrás, me reencuentro, perdiendo, el invento, con todo el inverso. Cielos. No son versos, son respiraciones entre puntos y comas. Párrafos largos, entre tantos. Y vino la lluvia, y el trueno, relámpagos en una noche de miedos. Rápido, recoge todo el odio, canalízalo, e inviértelo en imposibles. Y ellos desearán que
Silencios eternos entre dos espacios de tiempo. El escuchar de pasos, alejarse, y desaparecer. No volver. Tus miedos, de inseguridad, quiebran tu recuerdo. Pero, el paso, es el hecho, que queda impreso, en el suelo, y deja huella en el recuerdo. Y desde la página donde quedó roto el verso, es que buscas atrás la
Intentando resistir… ¡oh! fantasmas por aquí, levitan, y yo sin remedio. Tienen más miedo que el que tiene los pies en el suelo. ¿Realmente crees, derrocar al que camina sin parar, capaz, de reventar tus murallas? Elegir… y no elegir, por no tener opción, elegir por convicción, y con razón. Tengo botes, donde mis fantasmas