No hace falta gritar… para que se me escuche… no me hace falta hablar, para mostrarte cuán peso es un hecho. El silencio, siempre fue mi arma de doble peso. Pasos al pecho, crujiendo tus costillas en mi camino por el desierto. Muchas tormentas de arena me he comido, como para tenerle miedo ahora al
Puedo dejar aquí escrito, versos dirigidos a tu cuerpo… Puedo rodearlo con besos, y encontrarte entre kilómetros… No hay mares, ni océanos, no hay tierra, ni cielo… Porque cierro, los ojos, y es que te veo… no tengo, que perseguir sueños… tan sólo despertar, y verte de reflejo. No importa el agotamiento, ni ese parpadeo
El tiempo pasa y pesa… en el silencio que desespera… en la vida que lejos queda, y en el dolor que dentro se lleva. En suspiros se cuentan, los segundos que despiertas en medio, de la espesa tinta negra, que ahoga tus pulmones cuando ya no queda… y vomitas tantas letras, que parece, que tu
Es de locos… oup. Estás loco… noup! jaja Objetivo es el mundo… demasiado lejos me dijeron, y pintaron fronteras en mi cuerpo, se dividieron mi piel en trozos y dijeron: Este cuerpo es mío, este trozo en especial es de mi propiedad, y quien se atreva aquí a tocar, tenemos pleno derecho a matar… Y
Desde aquí… desde aquí, mis letras no se hacen sentir… desde aquí, es tan lejos que te tengo de mí… el tiempo se ríe a costa mía, y trato, lo juro que trato, de dormir… pero vienen a por mí… los miedos, los pensamientos, el estar corriendo y corriendo en sueños, buscando, buscándote… despertando, y
Desde el dolor que llevo, son palabras y no balas, mis armas, están llenas de tinta, y ni siquiera está el papel para romper, libre es, el texto, que desde hace años aquí llevo, desde mis adentros, hacia lo externo… masticando personas, hasta crujir sus huesos. Déjame a un lado tus versos, que yo te