Plantas humanas
En el infierno todos arden por igual, tus gritos no serán más que los demás, y todos querréis escapar. En versos, poetas vagamos como fantasmas entre las palabras en el tiempo, nuestra tortura es, no encontrar razón por la que estamos escribiendo, y buscarla por cada uno de nuestros textos. Tenemos, pluma como antaño, tinta en tarro, y si erramos, es la vida entera la que desperdiciamos. No estamos en contra del mundo, vemos algo más que este mundo no nos enseña, y queremos irremediablemente conseguirlo. Nuestra utopía es nuestro castigo, pero de ello vivimos, nos retroalimentamos y seguimos. No tenemos miedo a quemarnos por los siglos de los siglos, porque para ello es a lo que nos preparamos viviendo en este infierno. No es el castigo a lo que tememos, sino a la falta de sentido en nuestro fuero interno. Por ello, tal vez escribamos nuestro camino para ver, si así encontramos un motivo.
Todo el peso ante lo escrito queda hundido en suspiros. Toda mirada que no encuentra destino, queda castigada con silencios raquíticos. Y es el puño el que lleva al castigo por ir más allá de tu acción, buscando un motivo. No encontrarlo es síntoma de desquicio. Y encontrarlo es síntoma de lástima por el verdugo. Cuántas acciones sin sentido… salvo el daño en su destino. Cuánto pierden personas, por ver más allá de sus actos y no querer aceptarlo… cuánto mal en actos, que, no soportas.
Alejado, desde mi sitio privilegiado… es que te observo hundido hasta el cuello, y sin embargo, prefieres a las mentiras y la autosugestión, para vivir un engaño de vida. Lo que quieres, es que me quede viendo, la bonita película que explicas, pero… tengo cosas más importantes en mi vida.
Mode: Rodeado de plantas carnívoras humanas…
Listening: Muse – Uprising