Lo único que pierde uno…
Hundido bajo suelo, cemento y tierra, muerto. Mi silencio, desquiciado, hasta la locura lenta. Qué vida nostra, qué amargo el trago, qué caminos más lleno de piedras. Acaso errar fuera sólo de los sabios, los tontos… vamos a ciegas y golpetazos, y sangrando, seguimos caminando. De algo tiene que morir uno, de algún modo uno