Asesinato en primera persona
Desesperanza ante el agotamiento de la paciencia, a lo largo de yardas y yardas, ojalá ardas, en el infierno mientras la muerte avanza. Y tras toda la desesperanza, la esperanza queda deshidratada ante quemaduras de palabras que quedan grabadas, plasmadas, atadas, entre espacios y sin ganas. Noches largas, cuando tus besos quedan en la distancia, noches de suspiros cuando tus labios quedan pegados a los míos. No hay caminos sin caminantes, errantes, que vagan por los tiempos, hacia la gran debacle. Todos arden… en el infierno, todos arden.
Y lo cierto es, que el delirio queda enfrascado, ante fragancias de paciencia que quedan reservadas en mi consciencia, armas quedan a la espera, del disparo en mi cabeza, que mata, cuando se da cuenta que la mentira era cierta, y que la certeza era presa de mis más sinceras primeras impresiones en consciencia.
Presa es la verdad de palabras que no llegan a decir nada, pero que guardan significados que no tienen que ver con la ansiedad aquí explicita y sin significado aparente al escribirla. Toda vida queda regida por los pequeños actos. Y todo acto secundario queda regido por un primario, que nos desvela tanto sin que lo sepas, que dejas al observador vomitando, y lo malo, es que el acto autómata de asesinato de personalidad que estás inspeccionando y que comete el más mínimo error ante cualquier acto queda guardado sin posibilidad a reparo.
Aumentando la sensación de ausencia y reforzando esa capacidad antisocial por defecto que presentas.
Mode: Socialmente imposible
Listening: The Notorious Big – Ready to Die