En los albores de la desesperación, en lo más profundo de tu corazón, existe, ese odio, que poco a poco, te va comiendo…

Vivir o morir, tú eliges, y la libertad del hombre, es su condena, porque, tú eliges… suicidios, borregos, asesinos, ignorantes o ilusionistas… todos en común tienen su libertad…

Esa es la divina presencia, la capacidad del hombre para crear, de la nada, lo más complejo, y ahogarse en su propia creación… achacar las acciones más crueles a enfermedades… y no a su libertad… porque nadie te obligó a crear el daño, no sólo en la persona que lo sufrió, sino, en todas aquellas personas que conocían a la primera persona y que murió… y no murió porque quisiera morir, murió porque tú elegiste y le robaste su libertad… y después, nosotros tendremos que decidir, si hacer lo mismo que tú, y ser tú, o crear un fallo en el sistema y devolverte tu libertad… tu capacidad de elegir… pero el rencor en las injusticias que se cometen, se acumulan, y crean una nube de odio… que es difícil de evaporar…

Entonces todo se convierte en un juego… de engaños, engañados, y pillados… todo se mezcla entre mentiras, y actuación, entre maña y fuerza… entre aguantar el ataque al que psicológicamente te ves sometido… o actuar… y si eliges actuar, peligras en convertirte en la muerte…

¿Quién debe morir? ¿Quién vivir? ¿Qué es lógico? ¿Y qué es ilógico? ¿Debemos ser castigados? ¿Qué es bueno y qué malo?

Mode: Quiero jugar a un juego contigo…
Listening: Música clásica – Sostenuto