Y más silencio…

Esta noche no será de noche… esta noche tu y yo veremos doble… nos adentraremos en el lado oscuro del derroche, miseria y tristeza mezclada con poemas y pensamientos que masticaremos mientras caminamos por el borde, del río, dispuestos a hundirnos… hecho y derecho , directos a la ruina de un alma, ya me encuentro vacío… rodeado y acorralado y sin embargo creo estar solo, heredero de tus pensamientos… ellos, poco a poco van desapareciendo, hasta permanecer a la espera del pleno desierto…

Silencio…

Y más silencio…

Y después paciencia es la que dicta el tiempo… vivo queriendo desaparecer y cambiar de escenario… vivo queriendo dejar la tristeza que invade a mi cabeza y no me deja, aún la vida me sonría en plena apología llena de hipocresía, dictamen del egoísmo puro y duro de los seres que me rodean y de éste que ya no tiene más remedio que meterse en la misma jerga… todo me envenena… todo me apresa… todo me mantiene encerrado en una jaula que me resta, y me deja en negativo… miro abajo y encuentro libertad, vacío, altura y mucha distancia en la caída…

Después silencio…

Y más silencio…

Tu ausencia en mis versos, tu esencia en mi recuerdo, mi pereza en mis noches donde vuelvo a no dormir de nuevo… nada me envenena más que tu deseo, y es la curiosidad por descubrir quién hay detrás de ese disfraz negro…

Película: «El lado oscuro del corazón»
1. “Me importa un pito que las mujeres tengan los senos como magnolias o como pasas de higo; un cutis de durazno o de papel de lija. Le doy una importancia igual a cero al hecho de que amanezcan con un aliento afrodisíaco o insecticida. Soy perfectamente capaz de soportarles una nariz que sacaría el primer premio en una exposición de zanahorias. Pero eso sí, y en esto soy irreductible, no les perdono bajo ningún pretexto que no sepan volar, si no saben volar pierden el tiempo conmigo”.

2. Llorar a lágrima viva. Llorar a chorros. Llorar la digestión. Llorar el sueño. Llorar ante las puertas y los puertos. Llorar de amabilidad y de amarillo. Abrir las canillas, las compuertas del llanto. Empaparnos el alma, la camiseta. Inundar las veredas y los paseos, y salvarnos, a nado, de nuestro llanto.

Asistir a los cursos de antropología, llorando. Festejar los cumpleaños familiares, llorando. Atravesar el África, llorando.

Llorar como un cacuy, como un cocodrilo… si es verdad que los cacuies y los cocodrilos no dejan nunca de llorar.

Llorarlo todo, pero llorarlo bien. Llorarlo con la nariz, con las rodillas. Llorarlo por el ombligo, por la boca.

Llorar de amor, de hastío, de alegría. Llorar de frac, de flato, de flacura. Llorar improvisando, de memoria. ¡Llorar todo el insomnio y todo el día!

3. (en la película, escena con la vaca que habla)

Diluido en esa contemplacion había logrado olvidarme haste de mí mismo, cuando, de repente, una voz pastosa pronunció mi nombre. Aunque estaba seguro de encontrarme solo, la voz era tan nítida que me incorporé para comprobarlo. A los dos lados del camino, el campo se extendía sin tropiezos. Uno que otro árbol perdido en la inmensidad y, cerca mío, algunos cardos, entre los cuales divisé un bulto que resultó ser una vaca echada sobre el pasto.

Opté por acostarme de nuevo, pero antes que pasara un minuto oi que la voz me decía:

«¿No te da vergüenza? ¿Cómo es posible? ¿Qué has hecho para llegar a ese estado? ¿Ya ni siquiera puedes vivir entre la gente?

Por absurdo que resultase, era indudable que la voz partía del lugar donde se encontraba la vaca. Con el mayor disimulo me di vuelta para observarla. La claridad de la noche me permitía distinguir todos sus movimientos. Después de incorporarse y avanzar unos pasos se detuvo a pocos metros del sitio en que me hallaba, para rumiar durante un momento lo que diría y proseguir con un tono acongojado:

«¡Hubieras podido ser tan feliz! … Eres fino, eres inteligente y egoísta. ¿Pero qué has hecho durante toda tu vida? Engañar, engañar… ¡nada más que engañar!… Y ahora resulta lo de siempre; eres tú, el verdadero, el único engañado. ¡Me dan unas ganas de llorar! . . . ¡Desde chico fuiste tan orgulloso! . . . Te considerabas por encima de todos y de todo. De nada valía reprenderte. Crees haber vivido más intensamente que nadie. Pero, ¿te atreverías a negarlo?, nunca te has entregado. ¡Cuando pienso que prefieres cualquier cosa a encontrarte contigo mismo! ¿Cómo es posible que puedas soportar ese vacío?… ¿Por qué te empeñas en llenarlo de nada? Ya no eres capaz de extender una mano, de abrir los brazos. ¡Es verdaderamente desesperante!… ¡Me dan unas ganas de llorar!

Cuando calló, sin darme cuenta me levanté y di unos pasos hacia ella. Después de mirarme con unos ojos humedecidos de ternura y de limpiarse la boca refregándosela contra la paleta, sacó el pescuezo por encima del alambrado y estiró los labios para besarme.

Inmóviles, separados únicamente por una zanja estrecha, nos miramos en silencio. Pude caer de rodillas, pero di un salto y eche a correr por el camino. En lo más profundo de mí mismo se erguía la certidumbre de que la voz que acababa de oir era la de mi madre.»

[. . .]

Y lo peor es que la vaca, mi madre, tiene razón. Yo no soy, ni he sido nunca más que un corcho. Durante toda la vida he flotado, de aquí para allá, sin conocer otra cosa que la superficie. Incapaz de encariñarme con nada, siempre me aparté de los seres antes de aprender a quererlos. Y ahora, es demasiado tarde. Ya me falta coraje hasta para ponerme las zapatillas.


One Comments

  • Korscha sábado, 13 octubre, 2007

    … y entre silencios se escucha más y mejor… y este silencio dice tanto… y el silencio quizá no acabe, ni después d ver la pelicula… quien sabe, o mejor dicho, no lo sé…

    … La peli es muy buena… definitivament…

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