No es así…
Y la ciudad suelta un suspiro que en vez de aire es fuego que quema tus pensamientos omitidos… yo despierto de mi vida, y ahora tengo que medir mis palabras, medir mis distancias, medir mis colmillos, medir mi alma por si acaso te matan… ya no me importa, y no diré nada, no me importa no medir mis palabras, tener los colmillos demasiado afilados y mi alma casi destrozada… porque la ciudad sigue en marcha, y tú te dejas llevar por el ruido que te perturba y te mata, hasta dejar las cosas claras. La estupidez contra la que crees luchar lo único que te hace ver es más de los demás, cansarte hasta no querer más y convertir todo esto en una desilusión más. Pero el vacío al que me veo sometido confunde, y creen que pertenecer a mí y que yo les debo algo de lo que poder tirar de mí. No es así… ni pretendo que sea así…
Mode: Así no
Escuchando: Chojin – Ríe cuando puedas
Pues claro que hay que medir distancias y palabras.
Claro.
Por muy lobo que te sientas, no lo eres.
Interactúas con gente.
No te queda más remedio que medir. Bienvenido al mundo real, mi niño.
Incluso en este mundo supuestamente virtual, también se cuecen emociones reales.
Incluso detrás de tus palabras ficticias late un corazón, y procesa datos un cerebro.
Y escribes para que alguien te lea.
Cualquiera.
Alguien.
Y ese cualqueira que te lee, fíjate tú, también puede tener un corazón empático y un cerebro que proceso lo mismo que tú.
Las corazas, sean de lobo o sean de hermitaño budista en el tibet, sirven para distanciar.
Eso mismo ya es medir.
¿No crees?
Tú no puedes hacerte responsable de lo que malinterpreten los demás.
Por supuesto que no.
Pero tampoco se puede dar pie a ello…
Y te digo una cosa, querido Fran.
Escucha.
Cuanto menos te distancies, cuanto menos te vistas corazas en la vida,menos tendrás que medir…
Cada uno es como es.
No lo discuto.
Pero cuando uno interactúa, debe tener presente las debilidades de aquellos que le importan.
A no ser que quiera perderlos, claro.
Y eso a veces requiere sacar la cinta métrica y echar cuentas.
Y eso se llama generosidad.
Y ahora, tras la murga, te dejo un abrazo de aquellos nuestros, un peaso kisiño de los míos, y te emplazo a la siguiente entrega de pajas mentales marianas.
Love you lots, baby.
maRia: Nunca se me dio bien medir las palabras… aunque lo haga…
Y mi coraza, a veces falla…
Es que haber si después de una tempestad tiene que haber calma por cojones… a veces no hay calma, pero tampoco tempestad…
Pero te entiendo lo que me dices mi ninia…
Mira que si quisiera jugar al abogado del diablo le daría un par de vueltas a un par de cosas que me contestas…
…Pero estoy a punto de darme una larga ducha, y total…siempre acabamos entendiéndonos tú y yo.
🙂
(Andaba liada hace un rato…sorry).