Racismo… dirección… ¿cuántos sentidos?
-¿Pero… qué es lo que te molesta de mí?– dijo el niño al grandullón que le había tirado al suelo de un empujón
-¿Por qué? … Tu cara es demasiado limpia para este colegio… – y el niño no supo saber de qué hablaban todos los demás niños del colegio.
El niño no sabía por qué todos lo trataban así… se miraba al espejo y pensaba que qué era lo que ellos veían… su mamá le decía que él era normal, y que fuera fuerte, que si ellos le hacían eso era por envidia, y que él no debía dejarse hacer eso.
-Pero mamá, si yo no les he hecho nada para que me odien – dijo el niño sollozando.
-Lo sé mi niño, pero tal vez ellos no comprendan… – dijo la madre dulcemente mientras lo abrazaba.
Al día siguiente, mientras el niño se peinaba para ir a clase, la madre se acercó a peinarlo bien por detrás. El niño observaba, a su madre, siempre tan dulce con él, pero… entonces, él le preguntó a ella.
-¿Mamá? – Dijo él mirándola a los ojos por el espejo.
-Dime mi niño – Dijo ella mientras terminó de peinarlo.
El niño se quedó callado unos segundos y entonces dijo – ¿Si me dejo de lavar tan bien la cara mi piel será más oscura?… Así, como la tuya. Y entonces los niños me dejarán de decir nada, y serán mis amigos.
-Mi niño…– dijo la madre abrazándolo – …tu sólo sé quien eres, nada más ¿vale?
…
Al tiempo… el niño volvió a encontrarse con los compañeros de clase que siempre le hacían cosas… y hoy no iba a ser diferente, y finalmente después de forcejeos e insultos terminó en el suelo, pero esta vez cayó en el barro… y comenzaron a burlarse de él.
Entonces enrabietado cogió barro con sus manos y comenzó a «lavarse la cara en barro», hasta quedar totalmente marrón oscura. Entonces se levantó y le dijo a todos los que no le dejaban en paz…
-¿Ahora me seguirás odiando? ¿Porque mi cara es blanca, me odiáis? ¿Eh?… – dijo llorando – Yo soy negro, me siento negro y no veo diferencias… ¿Por qué insistes? Eres tú el que ves la diferencia… entre tú y yo… yo sólo veo cientos de niños que me odian sin ningún motivo
Mode: Pensando
Escuchando: El chojin