Mr. R. (Legado)
1ª Parte
El asesino se encontraba en una tétrica sala de interrogatorios de la cárcel de máxima seguridad de algún lugar de Japón. Su aspecto era muy penoso, su pelo sucio y grasiento, muy largo, cubriéndole la cara. Era de un gris viejo, pero era difÃcil adivinar su verdadero color, pues más bien parecÃa negro o castaño. La barba era larga, mal recortada y del mismo tono del pelo. Apenas se le veÃan los pómulos y los ojos. Se encontraba encorvado, sentado en una silla. TenÃa las manos esposadas con unos grilletes muy viejos y al parecer muy pesados, se le podÃa ver las marcas en las muñecas. De estos grilletes salÃa una cadena gruesa hasta los pies, donde se fusionaba a otros grilletes, éstos con el espacio justo entre ellos para que pudiera andar. Su ropa era una camisa y un pantalón bastantes deteriorados, al parecer de color aZul claro, pero al igual que todo lo que allà se encontraba, no tenÃa su color, más bien parecÃa que hubieran limpiado antes con su ropa y luego se la hubieran dado para que se las pusiera. Ni hablar del olor, casi insoportable, quién sabe cuanto tiempo puede haber estado sin bañarse…
Me encontraba observándolo por la rejilla de la puerta. Ãl, apenas inmóvil; yo, con el coraZón que se me iba a salir por la boca. Todos sabemos lo que hiZo, pero incluso ahora, me da pena…
Delante de él, a metro y medio más o menos, hay una mesa, clavada al suelo, y con bordes redondeados, de una sola pieza, y al otro extremo la silla donde yo deberé sentarme para hablar con él, ¿Quién me mandarÃa meterme en estas cosas? Pero soy el primero en obtener esta oportunidad. Y poder estudiar su mente, para encontrar respuestas.
– ¿Sr. Smith? – Preguntó un guarda que se acercaba con las llaves – Siento la tardanZa. Un pequeño percance en la zona C, uno de los presos ha sufrido un ataque de locura. Bueno, además, siéntase privilegiado, es la primera visita en 20 años, no pasa nada por esperar unos minutos…
Yo no movà ni un músculo, y sólo sonreÃ, falsamente, aguantando el tipo. Espero que si pasa algo no se vaya muy lejos.
– Tiene 45 min.- Dijo el guarda mientras abrÃa la puerta que deberÃa tener un grosor de casi un palmo. El sonido de las llaves se extendió por todo el pasillo. Y al abrir la puerta, esta crujió como si hubieran pasado siglos sin abrirla.
– No se… – miré a mi entrevistado – … está bien sujeto – dije con voZ temblorosa.
– JAJAJA – rió el guarda malévolamente – ¡Pues claro!, además por su bien espero que no lo intente, se la tengo guardada, en tres ocasiones… bueno, tiene 45 min. Estoy aquà sentado, si necesita ayuda solo tiene que darme una voZ.
Sus palabras no fueron de gran ayuda. Pero tenÃa que pasar. Crucé el portón y me quedé quieto hasta oÃr el crujido al cerrarse. Entonces tragué saliva y…
– S.. Sr.. ¿Sr. R.? – la voz ni siquiera me salÃa, de los nervios que tenÃa.
Eché un vistaZo a mà alrededor, y di un paso hasta alcanZar mi silla. Unos segundos más y me hubiera desmayado allà mismo.
– ¿Sr. R? – segundo intento – Soy Frank W. Smith del periódico de NY., y vengo a hacerle una entrevista. – Parece que mi presencia allà no le interesaba lo más mÃnimo. Mire hacia la puerta y luego, le miré a él.
Fue cuando poco a poco empeZó a levantar la cabeZa, y empecé a intuir lo que parecÃan ser dos pequeños ojos entre la mata de pelo. Realmente me encontraba asustado…
2ª Parte
– Hola Sr. R. – Esta veZ se lo he dicho intentando encontrar sus ojos, aunque parece que me costarÃa hacer que hablase. Al ver que no tenÃa intención de decir nada, continué hablando…
– Me han encargado que le haga una serie de entrevistas, para intentar estudiar su caso a fondo. En principio, colabore o no colabore, debo venir una vez al mes, y sólo me permiten estar con usted 45 min., incluso puede que me dejen venir más de una veZ al mes si usted colabora. – Aunque por la cuenta que me echaba parecÃa que iba a estar pegándome viajes como un tonto una vez al mes para 45 min. y no conseguir nada.- Yo que usted colaborarÃa, pues le guste o no le guste, soy la primera persona con la que habla, que no se encuentra en esta cárcel.
Me quedé callado y mirándolo, intentando no mostrar un ápice de miedo, aunque por dentro, mi coraZón, iba a reventar. Intentaba analiZarlo, ¿cómo un hombre asÃ, pudo hacer todo lo que hiZo?. Realmente detrás de toda esa fachada de mugriento, tendrÃa que haber una gran mente.
Al parecer el tiempo no corrÃa de mi lado y ante la tristeZa de ver la cabeZa de ese hombre bajarse poco a poco y quedarse tal y como estaba cuando yo llegué, no conseguà nada más.
—–
Pasaron tres meses desde mi primera visita, y no habÃa conseguido nada más que reventar mi cuerpo a base de horas de avión y cambios de horarios, realmente no aguantarÃa mucho más. Debo hacer progresos para poder quedarme en Japón, e intentar hacer que hable.
Después de que el guarda me abriera otra veZ la puerta, parecÃa que se repetÃa la misma escena…
– Realmente Sr. R. hoy sólo me voy a sentar aquÃ, si tiene algo que decirme… usted mismo- realmente no me apetecÃa jugar a poli malo y sacarle información.
– ¿Qué es la «W», Frank?
Me asusté, sin ni siquiera levantar la cabeZa, me preguntó por mi primer apellido, que si mal no recuerdo se lo dije hace tres meses, en mi primera visita.
– Wen – Simplemente contesté a la pregunta. Tiene gracia, tres meses y he conseguido que me entreviste él a mÃ. – Simplemente le haré una pregunta Sr. R. … ¿Por qué?
– ¿Por qué?…
Se quedó callado un buen rato y luego continuó, esta veZ levantó la cabeZa, abrió los ojos (fue cuando los vi bien por primera veZ) y me dijo…
– Porque os lo merecéis…
Espero que no se quede callado, pero por lo menos hoy hemos dado el primer paso. Mi maletÃn se encontraba a mi lado, era donde tenÃa su expediente. Lo abrà con cuidado y saqué la gran carpeta que habÃa dentro. Me habÃa pasado meses estudiando todo sobre esa persona, absolutamente todo, hasta el más mÃnimo detalle. Era el mayor asesino de la historia con vida, habÃa matado a miles de personas, se habÃa fugado varias veces de prisiones, incluso el número de muertes acumuladas subÃa aún en la cárcel, mataba guardas, presos… todo lo que se le pusiera por delante. Era un depredador de humanos, los odiaba, y se odiaba a si mismo… fue capturado hará unos 20 años, y ha sufrido paliZas y malos tratos de todo tipo, pero sigue con vida. Muchos hay que no quieren que muera, dicen que quieren que sufra, que muera de viejo en la cárcel. No sé… pero cada veZ que lo miro soy incapaZ de imaginar que este hombre pueda hacer todo lo que ha hecho…
Tiré el carpetón encima de la mesa y le dije – Tengo su vida en esa carpeta… no quiero saber si ha tenido una mala infancia, no quiero saber si le pegaban en el colegio o si sufre algún trastorno psicológico… – se encontraba mirándome fijamente esta veZ – sólo quiero saber los por qué, quiero saber lo que piensa… quiero que me cuente cada opinión, cada pensamiento, cada sentimiento que tenga sobre todo lo que hiZo…
-¿Has matado alguna veZ «Sr.» Frank? -me cortó, con una mueca o especie de sonrisa en la boca, haciendo hincapié en la palabra «Señor». Lo dijo como con ironÃa, no sé lo que trataba de conseguir de mÃ…
– No… – le respondÃ.
– Jamás me entenderá… Si me soltaran hoy… usted serÃa mi primera victima… y después habrÃa muchas más, pero usted… usted tendrÃa el privilegio de morir el primero. Odio a la especie humana… me odio a mi por pertenecer a ella, y si he nacido para algo… es para mataros uno a uno, hasta exterminaros. No podré con vosotros, pero vendrán más… somos necesarios… – la forma de hablar que tenÃa me daba escalofrÃos. Si no fuera por la seguridad de los grilletes, ya no estarÃa allÃ… – Tú no eres diferente al resto… sÃ, me gustarÃa ver tu cara de sufrimiento ante mis ojos… se creen que por encerarme aquà van a conseguir que no mate, pero sólo aumentan mi sed de venganZa, sólo consiguen darme más poder… todos tendrán su hora….
3ª Parte
Hubo un silencio, a mi parecer, eterno. Me preguntaba que tanto daño le habÃamos hecho a este hombre para que deseara con todas sus fuerZas nuestra extinción. TenÃa curiosidad por saber quién habÃa debajo de tal fachada, me preguntaba como serÃa su rostro sin todo ese pelo, como serÃan sus orejas. Al parecer era fuerte, o por lo menos no aparentaba ser débil a pesar de su postura encorvada, y sus pocos movimientos. Me preguntaba si su actitud era fruto de alguna enfermedad, o por el contrario era un persona sana, y que sabÃa lo que hacÃa; si me tuviera que inclinar por alguna de las dos, creo que este hombre sabe muy bien lo que hace, sabe cuantos ha matado y jurarÃa que disfruta con el sufrimiento.
– ¿Qué le hemos hecho, Sr. R.? – intenté indagar un poco…
– ¿A mi?… – me miró con cara de incredulidad, parece que mi pregunta le hubiera hecho rabiar, aunque su actitud seguÃa siendo la misma, y seguÃa mirándome fijamente. Se detuvo un tiempo, y vi como sus ojos se cerraban un poco, sin llegar a hacerlo, y movÃa la cabeZa, débilmente, de un lado hacia otro, parecÃa que me daba por perdido… entonces prosiguió – Al parecer está usted muy perdido, Sr. «Wen»… la cuestión no es lo que me hayan hecho, sino lo que «hemos» hecho… Cada uno de nuestros actos como ser humano, cada una de las barbaridades a lo largo de la historia… ¿a mi?, a mi no me han hecho nada Sr. «Wen», pero si usted reflexiona un poco, serÃa mejor preguntar: «¿Qué no hemos hecho Sr. Wen?»… sÃ, esa es la cuestión, qué no hemos hecho…- parecÃa dolido por mi pregunta, pero según lo que lograba entender, se creÃa un justiciero, donde nosotros, como especie, somos los «malos», y él fuera un héroe… realmente su forma de hablar lenta y un poco tenebrosa hacÃa que me dieran escalofrÃos, pero mi miedo se iba perdiendo poco a poco, aunque seguÃa alerta, o por lo menos mi coraZón inconscientemente lo estaba.
– ¿Qué es lo que no hemos hecho, Sr. R.?- le interrumpà bruscamente…
– Je… qué es lo que no hemos hecho, dice… – parecÃa nervioso -¿Cree que estoy loco Sr. «Wen»? ¿Eh? ¿Es eso lo que cree? Niñato imbécil, viene aquà para entenderme y es igual que todos, piensa que estoy loco… ¿piensa que no soy consciente de la verdad Sr. Wen?… – esta veZ no hiZo hincapié en mi primer apellido. Sólo buscaba la forma de provocarme, y me llama por el único apellido que no dije completo. Intento no darle importancia… -desde que nosotros aparecimos Sr. Wen, hemos cometido atrocidades, hemos jugado con vidas, y lo seguimos haciendo, somos egoÃstas, y desde que inventamos el dinero, nos matamos unos a otros por un mÃsero papel verde… cada dÃa en el mundo mueren millones de personas, ¿por qué Sr. Wen? Porque queremos… los matamos de hambre, los matamos de sed, con bombas o ametralladoras… los matamos por enfermedad, y sólo aquel que tiene dinero se salva… ¿cree que me importan las vidas que yo he matado? Yo las he salvado de nosotros… les he ahorrado sufrimiento y dolor, y les he concedido muertes más o menos rápidas… ¿Pero usted qué sabe Sr. Wen?… Usted no sabe nada… nada.
Intentaba analiZar cada gesto, cada movimiento de su cuerpo, cada expresión de sus ojos y sus cejas, ya que era lo único que más o menos podÃa apreciar de su cara y que no estaba muy tapado por los pelos. ParecÃa nervioso, y por muy pequeño que fuera su movimiento, los grilletes rechinaban, y se escuchaba el sonido de la cadena que los unÃa.
Este hombre habÃa matado uno a uno a todos los miembros de su familia, empeZando por sus hermanos y padres y acabando con sus familiares más lejanos, luego a lo largo de su trayectoria iba dejando más y más cadáveres. No le importaba que fueran niñas de 5 años o ancianos de 80 años, todos morÃan ante sus ojos. Y no tenÃa piedad ni compasión por nada ni por nadie. Era frió y listo, calculaba cada paso que daba, y mostraba tener una inteligencia extrema al burlarse de la policÃa como si fuera un juego de niños.
Si algo no me gustaba de este trabajo era el tiempo, siempre en mi contra. Los 45 min. habÃan pasado y necesitaba conseguir que me dejaran aquà para poder visitarlo una veZ por semana, o a poder ser, dos o tres veces por semana. Vamos progresando… vamos progresando.
– Lo siento Sr. R. pero se nos ha acabado el tiempo, intentaré hablar con el alcaider de la prisión para que me permita verle más veces al mes o incluso más veces a la semana. – no sé por qué le cuento eso si ha vuelto a bajar la cabeZa y a quedarse tal y como estaba cuando llegué -Adiós Sr. R.
Me levanté y esperé a que los guardas abrieran la puerta. Mientras escuchaba el chillido de la puerta al salir, fue cuando le escuché hablar:
– Intente meterse en mi mente Sr. Wen… sólo tiene que mirar desde arriba… y todo le será más claro…
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4ª parte
Al cuarto mes, decidà ir a ver al alcaider antes de mi visita con âR.â Su oficina se encontraba en la primera planta de la cárcel, que era la más alta. Encerraban a los presos en habitaciones bajo tierra de 6 metros cuadrados, donde apenas cabÃa una cama y un baño, comenZaban en el âprimerâ sótano, y llegaban hasta un noveno. R. se encontraba allÃ, en el noveno. La humedad era agobiante y la suciedad insoportable. Realmente no sé cómo ha aguantado tanto tiempo allà encerrado.
Me encontraba subiendo las escaleras que me llevarÃan a la puerta del alcaider, y al ir subiendo me iba dando cuenta dónde invertÃa el dinero el âjefe, pues más bien parecÃa la casa de un âseñoritoâ que la primera planta de una cárcel. Eso sÃ, siempre iba acompañado de algún guardia, algo que realmente me incomodaba, pues mi naturaleZa siempre a sido de curioso, que no de cotilla.
âSr. Smith… – el guarda se paró justo delante de un gran portón de madera âde la buenaâ que se encontraba en perfecto estado. Este guarda era mucho más tÃmido que el que siempre me acompaña hasta la puerta de R. Era delgado pero fuerte y alto. Su cara era joven, y tenÃa una cicatriZ en la frente, era algo que me llamaba la atención, además era muy correcto en las formas y se limitaba a hacer lo que le mandaban â el alcaider le estará esperando. Suerte.
Ãl sabÃa que la necesitaba, porque el alcaider era una de estas pieZas de museo que todavÃa vivÃan en la edad media… y por lo poco que he hablado con él, era muy cerrado de cabeZa.
– Gracias, Yen – lo miré fugazmente buscando sus ojos, pues se habÃa portado realmente bien conmigo. Luego agarré el mango de la gran puerta y después de ver su minúscula sonrisa de aprobación, entré.
Nada más entrar me quedé paraliZado al ver âla sala realâ, pues nunca habÃa visto tanto lujo en una misma habitación. Justo frente a mà se encontraba una gran mesa con muchos papeles, y un ordenador, al parecer de última generación, a la izquierda de la mesa habÃa un gran acuario con unos cientos de peces pequeños, era impresionante, y por toda la pared habÃan colgadas armas antiguas, instrumentos de tortura antiguos, cabeZas de animales, etc. también habÃa, a la derecha, una especie de biblioteca⦠no me atrevÃa a dar un solo paso, pues todo aquello no tenÃa ni comparación con lo que habÃa visto.
Detrás de la mesa, en un gran sillón, se encontraba él, Okiyashi Yasuara, un alto jefe militar ya entrado en años y en kilos. Su silla se encontraba girada, dándome el espaldar, ya que esa pared era de cristal, desde el que se podÃa ver una vista hacia el mar, realmente preciosa.
-Bueno, bueno, bueno… veo que va progresando Sr. Smith…-parecÃa uno de estos malos de las pelis, sólo le faltaba el gato gordo y gris a su lado y moviendo la cola.- ¿Qué es lo que quiere?
Realmente no sabÃa si esperar a que se girase o soltar del tirón todo lo que querÃa decir. Pero aunque muchas veces son las que tengo miedo por dentro, intento ser impasible por fuera…
– PodrÃa girarse Sr. Yasuara, me gustarÃa saber con quién hablo, si no es mucho pedir- bueno, ya está, ya lo he dicho, o pensaba hablar con un sillón movible…
ParecÃa molesto por mi ¿arrogancia? No sé lo que le estarÃa pasando por la cabeZa, pero si algo escuchaba, era una especie de refunfuño, antes de girarse.
Al hacerlo observé ante mi a un señor viejo y gordo, con pelo canoso y bigote blanco, su cara era de cansancio y a la veZ de seriedad. Iba vestido con traje de chaqueta, y tenÃa los ojos rasgados caracterÃsticos de los orientales. Siempre me habÃan vendido la imagen de un japonés viejo y delgado, y por alguna extraña raZón me era extraño observar a este hombre tan gordo siendo japonés.
– Perdone Sr. Yasuara, sé que nuestro acuerdo en cuanto a las visitas con El Sr. R. estaba todo más que hablado, pero… – cogà aliento, y luego tragué saliva – …pero usted sabrá ya, que he hecho progresos que ninguno de sus psiquiatras jamás habÃa conseguido, y ha hablado conmigo. Debo pedirle que me permita quedarme en el paÃs para asà poder visitarlo más a menudo…
– Sr. Smith…- dijo con cara de pocos amigos-¿por qué continua con esto? Ese âanimalâ va a morir por fin dentro de 8 meses… ¿por qué insiste en conocer a semejante individuo?…
– Sr. Yasuara, tal veZ ese individuo nos proporcione información, nos proporcione respuestas, que en otras personas, jamás podrÃamos obtener…- Yasuara era una de esas personas que querÃa verlo morir con sus propios ojos a R. y habÃa hecho todo lo posible para obtener la pena de muerte.- ¿Qué más le da que hable con él hasta el dÃa de su muerte?
Se quedó pensativo, aunque su aspecto aparentaba ser otra cosa, y su fama de antiguo no me dejaban muchas esperanZas, parece ser que la paciencia era su virtud, y yo no era más que un pequeño obstáculo hasta su fin, que era la muerte agoniZante de R. ante sus ojos.
-Sr. Smith… usted sabe que no voy a interferir en su trabajo, pero si usted interfiere en los mÃos, que no le quepa la menor duda que haré todo lo posible por destroZar su vida. No juegue conmigo ni con el esfuerZo de miles de personas para conseguir la muerte de ese âhijodeputaâ.- ¿era una amenaZa para que no hiciera que en el último momento R. no fuera asesinado? ¿querÃa asustarme?- Pero le daré plena libertad para hablar con el preso, todo el tiempo que quiera de 8 de la mañana a 3 de la tarde, cuando usted quiera, sólo le pido una cosa… tenga cuidado con lo que hace, o consigue, porque le esteré vigilando…
Supuse que eso era una buena noticia para mÃ, y mientras veÃa como se daba la vuelta en su cómodo sillón y se relajaba mirando el mar, yo me di la vuelta y salà por la misma puerta por donde entré. Me dirigà camino a la celda de R. a hacer mi visita rutinaria y a darle la buena o mala noticia.
——
5ª Parte
Como era costumbre me acompañó el guarda de siempre hasta R. después de hacer el control rutinario que siempre hacÃa. Mientras caminaba tras el guarda por el eterno pasillo lleno de humedad, y después de haber bajado las 9 plantas en ascensor y notar como poco a poco mi cuerpo se sentÃa más molesto por esa misma humedad que ahora notaba cómo entraba por mis vÃas respiratorias, y me asfixiaba. Nunca me acostumbrarÃa a esta situación, mientras tanto intentaba pensar como abordar a R. Era listo y sabÃa mis estrategias, me costaba hacerle expresar lo que sentÃa, lo que pensaba, y mi tiempo se agotaba cada vez más rápido, sólo tenÃa 8 meses para obtener información como para hacer un buen reportaje.
Volvà al mundo real cuando el guarda me abrió la puerta, aunque esta veZ no me recordó el tiempo que tenÃa sino que me dijo:
-Golpee una veZ la puerta y yo la abriré, tenga cuidado, parece incapaZ de hacer nada… no lo infravalore – se quedó cortado en medio mientras me lo decÃa, como si supiera de primera mano lo que realmente era capaZ de hacer.
Yo como de costumbre hablé poco y sólo entré con paso firme. Lo miré, y se encontraba en la misma postura de siempre: cabeza agachada, encorvado y sin realiZar ningún movimiento visible. Mientras me iba acercando a mi silla, él levantaba la cabeZa, como siempre parcialmente cubierta por el pelo.
-Bueno dÃas Sr. R.-algo que siempre hacÃa era colocar una grabadora en el centro de la mesa siempre que hablaba con él, para luego escuchar y analiZar cada una de sus palabras-Tengo que contarle una buena noticia, que tal veZ sea para usted también… he conseguido aumentar mi tiempo con usted. A partir de hoy le visitaré varias veces en semana incluso varios dÃas seguidos…
– Y si cuando usted quiera hablar conmigo… soy yo el que no quiere hablar…-parece que no hubiera acabado, pero no continuó. Me quedé mirándolo, apenas sólo respiraba y seguÃa sentado en mi silla. Ãl me miraba, mientras mostraba una cara como diciendo âaquà mando yo, y hablaré si a mi me da la gana de hacerloâ
Realmente no sabÃa definir a esta persona, en momentos mostraba una gran inteligencia y astucia, pero en otros no sabÃa definir si era su ego o su creencia de ser un Dios, lo que le hacÃa actuar con una actitud diferente. TenÃa que adecentar a R. me decÃa a mi mismo. Voy a decirle al guarda cuando salga que le afeiten, lo pelen y lo laven bien, además de que le den ropa limpia. No sabrÃa definir a quien me encontrarÃa una veZ realiZado tal operación de belleZa, pero es lo menos que podÃa hacer.
– ¿Sabe Sr. Wen? Le voy a dejar una cosa bien clara…- levantó la barbilla un poco, y su cara se volvió de desprecio – Aquà mando yo, si quiero hablar hablaré, usted no será más que un mero intermediario para plasmar mi testamento en su reportaje, para plasmar mis motivos… pero si me jode, no crea que por tener estas esposas no podrÃa matarlo…
â¿Cómo?â me dije para mÃ, este tÃo es imbécil, lleva veinte años encerrado, y una oportunidad que tiene está haciendo que lo deje. Estoy harto que todo el mundo se crea que porque soy tÃmido tenga el privilegio de mandarme… estoy harto.
Por un impulso de enfado, no sé que me pasó, no sé si fue por su cara de superioridad, o por la humedad, pero me levante, me dirigà hacia él, y me planté delante suya.
-Le guste o no le guste Sr. R. aquà mando yo, y si no colabora, le van a joder aquÃ, porque para ocho meses que le quedan de vida- realmente no debà decir eso, no era yo el que estaba diciendo esas cosas- va a colaborar… ¿me ha entendido bien, Sr. R?- Sé que me he pasado, pero habÃa que dejar las cosas claras… porque no podÃa permitirme el lujo de perder el tiempo jugando con él..
Pero no debà acercarme tanto, no debà haberme movido de la silla, deberÃa haberme quedado bajo la protección de la mesa entre él y yo, porque con un movimiento tan rápido que ni siquiera me dio tiempo a reaccionar, se movió hacia delante bruscamente y me golpeó el estomago con el hombro, y justo al inclinarme pasó mi cabeZa por entre las esposas y me abraZó por el cuello, y como no podÃa mantenerse erguido me inclinó. Realmente me estaba ahogando, su fuerZa era extraordinariamente increÃble y mi estupidez enorme, no sé todo lo que me pasó por la cabeZa, pero me encontraba asustado, e intentaba escaparme, pero era imposible, yo era delgado y no muy fuerte, y él, me di cuenta que no era tan indefenso como parecÃa…
– ¿Quién manda Sr. Wen?- me dijo con voZ pasiva mientras apretaba cada vez más-Vamos Sr Wen, dÃgamelo… o prefiere golpear la puerta para que entren los guardas… ¿no me diga que quiere morir Sr. Wen? Eso me harÃa feliZ… pero lo necesito…-iba aflojando de veZ en cuando, para dejarme respirar, pero estaba casi a punto de perder el conocimiento. Su voZ era de un psicópata, disfrutaba verme sufrir, disfrutaba verme ahogarme…
– Tú mandas…- dije como pude… y lo volvà a repetir… y cuando estaba a punto de ahogarme, del mismo modo que me cogió me soltó y me empujó hacia el suelo.
En cuanto lo hiZo casi por instinto me arrastré hasta la puerta y la golpee, tan fuerte como pude… mientras lo hacÃa lo escuchaba reÃr mientras decÃa.
– Lo hubiera matado Sr. Wen si quisiera… lo podrÃa haber matado… pero no lo hice…
Para cuando terminó, los guardas habÃan entrado y cargaron contra él con las porras, eran cinco y le golpearon hasta casi matarlo. Yo grité para que pararan, y ya después de que R. se encontrara tirado en el suelo sin moverse, porque no movió un músculo por defenderse. Lo cogieron y se lo llevaron…
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Para cuando volvió el guarda, se preocupó por mi estado, pero yo sólo tenÃa un susto tremendo en el cuerpo, nada más. Me acompaño hasta la enfermerÃa y mientras recorrÃamos el pasillo, le dije que no informara de nada de esto al alcaider. Además le dije que afeitaran y pelaran a R. Que lo lavaran y le pusieran ropa limpia…
No pensaba abandonar…
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6ª Parte
Pasaron dos semanas desde mi última visita. Al parecer la paliZa que le pegaron a R. fue muy fuerte, me dijeron que normalmente se resistÃa como una bestia inhumana, y que algún que otro guardia (por no decir la mayorÃa) que intentaban inmoviliZarlo terminaba con daños graves incluso algún hueso roto.
Se encontraba en disposición para hablar, según me dijeron, pero cuando llegué lo único que vi fue a un hombre con la cara llena de moratones, y un braZo escayolado, y lo que más rabia me daba es que todo fue por mi culpa. R. se encontraba en la misma postura de siempre, un poco encorvado y tenÃa el braZo derecho inmoviliZado con una escayola, además de un ojo morado y varias cicatrices en la cara. Lo habÃan rapado… mejor dicho, mal rapado, y mal afeitado, además llevaba la vestimenta que llevan los enfermos en los hospitales. Algo que me llamó la atención y que hiZo que me paraliZara en seco fue que no estaba esposado, ni en las manos ni en los pies…
-¡No está esposado!- le dije al guarda en cuanto me percaté…
– No te preocupes, no creo que pueda moverse…- lo miró y sonrió -Si tiene algún problema ya sabe…
No pude ni responder y simplemente intenté llegar a mi silla sin que viera mi miedo…
– Siento mucho el incidente de la otra veZ Sr. R.- poco a poco fue inclinando la cabeza hacia arriba para poder observarme, realmente parecÃa otra persona, más débil, pero con la misma mirada de antes. No podÃa abrir un ojo, debido al moratón. -De verdad que lo siento
Se quedó mirándome con su único ojo funcional y hubo un silencio en la sala relativamente largo. Para mÃ, eterno. Después de un buen rato parecÃa que iba a hablar…
-Pude matarlo Sr. Wen…- le costaba hablar… y su voZ era interrumpida.
¿Por qué?- Intenté como siempre indagar un poco más en su mente.
Tengo unos meses de vida Sr. Wen…-Poco a poco fue levantándose e incorporándose, parecÃa menos herido, parecÃa más fuerte, parecÃa que los habÃa engañado a todos… yo no podÃa mover un dedo, me encontraba paraliZado, no sabÃa lo que querÃa â…tanto usted como yo sabemos que no me han matado ya porque muchos no quieren que muera, quieren ver como me pudro en la mierda… pero lo que no saben es que…- en ese momento se encontraba mirándome, justo a mi lado. Y yo ni siquiera podÃa gritar…
-Bien Sr. Wen…-se inclinó a susurrarme algo al oÃdo-… si hubiera querido, hubiera muerto hace dos semanas… si hubiera querido habrÃa luchado contra los guardas para aprovechar una oportunidad que me dio… si quiero ahora mismo, puedo romperle el cuello antes de que le de tiempo a gritar… pero sólo quiero que me ayude Sr. Wen… ayúdeme Sr. Wen y yo le daré lo que quiera…
No sabÃa a donde querÃa llegar, no sabÃa si intentar escapar o hablar, pero…
-¿Por qué deberÃa ayudarle?- es lo primero que se me pasó por la cabeZa, y lo primero que mis labios soltaron.
-Levántese Sr. Wen…- hice lo que me dijo, y rápidamente me cogió del cuello. Su brazo escayolado presionaba mi cuello, y me llevó a la puerta â ahora llama, y si se te ocurre hacer algo, date por muerto. Y no me importa morir ahora, porque ya estoy muerto ¿recuerdas? Asà que prefiero morir aquà antes que ver como la cara de ellos, incluso la de él, ven como muero… Asà que llama a la maldita puerta y ni se te ocurra jugar ahora.
Mi vida pasaba por mi mente, mi cabeZa no podÃa reaccionar y lo único que podÃa hacer es aquello que me pedÃa. Pensaba como harÃa para salir, pero si habrÃan la puerta, sólo tendrÃa de oposición a un guarda. Pero ¿cómo se las apañarÃa para subir las nueve plantas sin que lo vieran? Además se encontraba herido.
Justo cuando golpeé la puerta el sonido de su movimiento me hiZo temblar, no sé si el guarda dispararÃa contra mi, o tendrÃa piedad de mÃ. Pero todo ocurrió tan rápido que sólo unos segundos después yo me encontraba en el suelo, y el guarda se encontraba muerto justo a mi lado.
Nada más abrir la puerta, el guarda intentó sacar su arma, pero me empujó contra él, aplastándolo contra la pared. Justo al caer los dos, R. cogió el arma del guarda que se le cayó de la mano. Cuando miré, la pistola apuntaba a la cabeza del guarda, y R. la tenÃa en sus manos.
-¡Nooooo!- grité en vano, porque vi como R. le volaba la cabeZa al guarda…
Su sangre frÃa era anormal, ni siquiera se inmutó, y justo cuando cayó el muerto, le quitó las llaves.
-Muévase Sr. Wen, muévase y le hará compañÃa…-aunque quisiera no podrÃa hacerlo, pero mi mirada perdida en sus ojos, empeZaba a comprender que clase de persona se encontraba en su interior… aunque dudaba si era una persona. Más bien parecÃa un animal en peligro, que luchaba por su supervivencia.
Introdujo el cuerpo del guarda dentro de la celda donde hacÃa mis entrevistas, y volvió a cogerme. Pero esta veZ me apuntaba con la pistola mi cabeZa…
-Vamos Sr. Wen, hoy será un gran dÃa, para usted y para mÃ. ¿Sabes? Quiero ver cuanto vale tu vida, cuántos guardas van a intentar matarte a ti para matarme a mi. Tu vida aquà no vale nada, ellos te matarán, te atravesarán con sus balas para tenerme a tiro, reZa para que siga con vida, porque entonces tu seguirás vivo…- entonces volvà hacia atrás unos instantes, volvà a revivir el momento en que me empujó hacia el guarda, y revivà como miraba al guarda apuntar a mi cara, para poder dispararle a R.
7ª Parte
Caminamos por el eterno pasillo, él se encontraba en alerta por si aparecÃa algún guarda, yo aturdido de lo que estaba pasando, tenÃa miedo, y sentÃa como el metal de la pistola tocaba mi cabeZa una y otra veZ mientras intentábamos buscar el ascensor que siempre cogÃa para bajar hasta aquÃ.
De repente todo se volvió oscuro, R y yo nos paramos en seco, y todo se inundó de luces rojas parpadeantes y una horrible alarma que comenZó a destroZarnos los oÃdos. Y justo cuando vimos el ascensor, aparecieron dos guardas de él. Pero R no dudó ni un segundo en cogerme y usarme de escudo, y comenZó a disparar, matando a uno con el primer disparo y dejando al segundo tocado en el braZo. Fue cuando me lanZó contra la pared y corrió directo hacia el guarda herido, que habÃa dejado caer su arma, y se encontraba desangrándose porque el disparo le tocó una arteria grande.
Me golpeé la cabeZa y mientras caÃa vi como R. golpeaba sin piedad al guarda, y le disparaba a bocajarro, rematando luego al otro guarda. Mientras yo seguÃa en el suelo, se acercó hacia mÃ, y me dijo:
-Sr. Wen, no es hora de dormir la siesta jajajaja â Entonces me volvió a coger bruscamente, obligándome a andar, mientras sentÃa como la sangre corrÃa cabeZa abajo. Intenté parar la hemorragia con la mano como pude, pero R. me seguÃa obligando a seguir.
Fue cuando llegamos al ascensor, y yo caà redondo en el suelo. Mientras, R. intentaba llegar a la salida, pero sabÃa que nada más subir habrÃa una docena de guardas esperando que el ascensor se abriera para darle una ración de balas, y matarlo. Por su puesto, daba igual si era yo el que apareciera primero o fuera él, morirÃamos los dos.
-Maldito hijo de putaâ¦- dije mientras me retorcÃa de dolor. Me rompà un troZo de camiseta y me bendé la cabeZa, para asà parar la hemorragia⦠R. estaba nervioso, como pensando una solución-Estamos muerto R. tan pronto como esa puerta se abra moriremos.
¡Callate, imbecil! ¿Acaso crees que te necesito, eh!? ¡PodrÃa matarte ahora mismo maldito cabrón! – Se movÃa de un lado a otro en el pequeño ascensor. Yo me quedé tirado en el suelo, asumiendo mi pronto fusilamiento. Lo bueno parecÃa ser que el ascensor era viejo y subÃa muy lento.
De repente R. paró el ascensor. Me miró y me dijo â ¿Quieres vivir? â Y se quedó mirándome con una sonrisilla en la boca. Realmente no sabÃa qué se le habÃa ocurrido.
[¿Final Alternativo?]
Yo estaba cansado de él, estaba harto, y le respondà â ¿Por qué deberÃa querer vivir? Tengo frente a mà un maldito animal, asesino de seres humanos, que sólo me está utiliZando para salir con vida de esta mierda de cárcel. â me fui levantando poco a poco â ¿Acaso crees que te tengo miedo?…
Su gesto cambió instantáneamente al verme, fue entonces cuando le metà el mayor puñetaZo a una persona en mi vida. Tan fuerte que le reventé la nariZ, y cayó desplomado contra la puerta del ascensor. Fue entonces cuando corrà a reactivar el ascensor, y recogà su arma. Para cuando él se levanto la mirilla de la pistola apuntaba a su entrecejo, mientras sus ojos desorbitados deseaban matarme.
– Por mucho mal que hagamos… por mucho que debamos ser castigados, son las personas como tú las que hacen de este mundo un infierno, eres el asesino de asesinos, pero al fin y al cabo un asesino. Jamás pensé que una persona tuviera la capacidad de crear tanto dolor, de matar tantas vidas, pero al final… tú al igual que todos no somos nadie ante la muerteâ¦
-Mátame o morirás conmigo⦠â Sólo quedaba una planta para que se abriera la puerta del ascensor.
-Ni se te ocurra moverte. â dije, él acercó su entrecejo a mi pistola, y me volvió a repetir la misma frase.
â¦
Parece que en este momento se detuvo todo, puedo ver como las balas silbaron por todos lados, y como ocurrió todo en unas milésimas de segundos. Mi disparo a R. fue directo justo cuando se abrió la puerta, haciendo que su cuerpo volara inerte hacia la reunión de guardas que se encontraban justo en frente del ascensor. Todos dispararon al cuerpo de R, mientras yo me escondÃa como podÃa en el recodo del ascensor, no sin llevarme una bala en el braZo y otra en la rodilla. Mis gritos fueron realmente desesperados para que no disparasen más.
Finalmente alguien ordenó el alto el fuego. Fue en ese momento cuando me desmayé. A partir de ahà no recuerdo nada más. Lo siguiente que recordé fue que estaba en el hospital de la prisión, con un braZo vendado y una pierna escayolada. Pero al fin y al cabo a salvoâ¦
Entonces fue cuando vi entrar a una enfermera, que traÃa una especie de cartaâ¦
-¿Sr. Smith? â Asentà con la cabeZaâ¦-Esto es para usted. â Recogà lo que parecÃa una cartaâ¦
Cuando observé la carta, observé que iba dirigida hacia mÃ, pero se leÃa Sr. Wen⦠Y el remitente era el Sr. R⦠mi vista volvió a nublarse, y vi como borrosamente la enfermera se alejaba. Finalmente me volvà a desmayarâ¦
8ª Parte Lectura de la Carta: «El Legado»
Querido Sr. Wen
Son los pensamientos nocivos⦠los pensamientos destructivos que me atormentan cada segundo de mi vida. La gente me necesita y siempre me necesitará, soy su salvador, les salvaré del dolor que su propia especie les ofrece, para conseguir mi libertad.
En un mundo sin conciencia, en un mundo plagado de dolor y de venganza, de envidias y de muertos, yo simplemente era un justiciero, éramos mis muertos y yo⦠mi ejercito⦠éramos mi pistola y yo, juntos caminábamos a la salvación⦠era el dolor el que se introducÃa en mi cuerpo y me hacÃa sufrir hasta volverme loco, era mi sed de venganza la que me convirtió en el monstruo sin sentimientos que hasta hoy habÃa sidoâ¦
Pero no me arrepiento, no me arrepiento de nada de lo que hice y si hoy lees mi carta es porque me has matado⦠y te ha tocado ser Sr. R. Hoy desearás no haberme conocido, hoy el mundo se volverá contra ti para sacar el más profundo odio que se encuentra en tu interior, te arrebataremos la vida atacando tus pertenencias, atacando a aquellas personas que más quieres, hasta verte sólo, hasta que te des cuenta de la realidad de la vida, y de su crueldad. Te enseñaremos el dolor, en todas sus formas, enfermedades, asesinatos, sangre⦠si crees que todo quedará en esta carta estás muy equivocado, esto sólo es el comienzo⦠Te robaremos tus sentimientos, tu dolor y tus recuerdos⦠te mataremos y seguirás vivo, ese será tu castigo, tu castigo es caminar por el mundo de los vivos siendo un muerto⦠será recoger las almas perdidas de los asesinos y enviarlas a lo más profundo de este mundo⦠al sufrimiento eterno. Sólo matando podrás conseguir tu salvación⦠y desearás matar, te lo digo yo, te convertirás en un asesino nato para conseguir tu libertad⦠para callar sus voces en tu cabeza y volver a ser normal⦠Creerás volverte loco⦠pero comenzará sin darte cuenta, poco a poco descubrirás cosas nuevas, empezará tu tormento y perderás todo aquello que siempre te ha importado⦠te liberaremos de todo lo que te retiene, hasta que estés libre de todo lo que te ata a esta realidad⦠querrás morir pero no podrás porque tienes una misión⦠callar todas las voces que escuchas en tu cabeza, el dolor de todo aquel que te rodea, sus temores, sus más profundas inquietudes, sus torturas⦠se incrementarán cada segundo, desearás estar aislado de este mundo, pero incluso asà los escucharás, hasta volverte loco⦠yo escuché todo lo que te daba miedo Sr. Wen⦠Y llegas a controlarlo⦠sólo matando podrás liberarte un poco de este sufrimiento, matar para ser libre, matar a aquellos que tienen algo que ocultar, algo que esconden a la sociedad⦠tu deber será encontrarlos y asesinarlos para que reciban su castigo en el otro mundoâ¦
Recuerda Sr. R. usted está muerto⦠y no podrá hacer nada para evitarlo, yo conseguà mi salvación pero luego me encerraron⦠pero mi mente está deformada después de todo lo que he visto⦠hasta tal punto de odiar a mi especie⦠yo mismo busqué mi encierro porque una vez conseguida tu libertad⦠deseas morir.
Serás el salvador de este mundo, pero absorberás el dolor de todo aquel que te rodea, y tu deber es liberarte⦠simplemente mata⦠mata Sr. R.
Tu eres el muerto que camina entre los vivos⦠tu eres la muerte⦠y desearás que la muerte se apiade de ti⦠este es tu castigo⦠asesino de asesinos
Atte. Sr. R.
[link=./wp-content/upimages/legado.jpg]Legado Sr. R. (368k)[/link]
He leido la reflexión M R R parte 1 – 2, qué sucede con la 3 me quede intrigada con el asesino, o debo dejarlo a mi imaginación, no se vale he!!!! :angry: pero esta buenisima…..
😉
QUIERO LEER LA TERCERA PARTE, HASTA Q TERMINE DARÉ EL COMENTARIO, YA QUE EL FINAL DETERMINA LO BUENO O LO MALO QUE FUE.
¿Y si la 3ª parte no es el final?…
:angry: Que crueles Dejar a las personas con la intriga. Yo al igual que Elena considero que no es justo. 😉 Me fascinó como dejan a las personas con ganas de saber. Espero una tercera parte.
es 1 reflexion muy interesante, pues nosotros como humanidad somos lo peor q puede haber, por q no hay una persona en el mundo q no halla hecho nada malo, y no es precisamente matar,tan solo con una palabra hiriente, o 1desprecio dejamos de ser humanos, p
😉 habra una 4ta. parte o es el final??? no creo es muy interesante para que termine asi… saludos y espero que no sea el final
No es el final…
necesito leer el final de la tercera parte y de la cuarta a la septima parte mandenla por mail… gracias
Miguel: No mando reflexiones por correo… vuelve a visitarme.
:wassat: :wassat: y ¿ QUÈ SIGUE? NO NOS DEJEN EN SUSUPENSO ME QUEDE EN LA 4ª PARTE
Iré escribiendo siempre que pueda… no sé lo que sigue, pero sí se que seguirá… sed pacientes.habrá una quinta, sexta…
si kieres pasamela a mi pa q la scriba entera y asi d paso m entere dl final… jejeje un bso
:angry:NO LA CHINGUEN PONGAN EL FINAL ME QUEDE CON GANAS DE SABERLO .,YA NI LA AMUELAN.,DE PLANO QUE POCA
:crying:
muy buena , pero quiwero más. cuando dan el resto?
A todos: El relato acaba cuando las partes acaben jejeje… es decir, mientras ponga X parte (sustituye X por un numero del 1º al n, muy matemático yo aquí) teneis que estar pendientes porque la seguiré…
No seais impaicentes… y si
:sad:que barbaros, ni todo mi tiempo, que dure leyendo esta historia que me paresia muy interesante, y nomas te dejan entrado, espero y escriban el final
pobre chiquito! las historias no se escriben de un dia para otro, necesitan su tiempo, suficiente es que nos deja leer lo que lleva! la pagina y la hsitoria son la hostia, sige asi! 😉
Creo que difiero TOTALMENTE de la opinión general, en lo que respecta a los del Final. Honestemente me parece una muy interesante, intrigante y bien formada historia, como para desear un final tan rápido, por lo contrario, espero que sigas teniendo la ins
:tongue: Es mu largo ya lo leere… pero las fotos de Shiva me encantan !!!
Ya me diras como haces eso jijiji para poder yo cargarmelo en mi Blog 🙂
Besitos wuapito mio
p@hotmail.vom al que quiera cotorrear un rato
:laughing:realmente estaba intrigada por una 3ra. parte y haz escrito 6 que estan super buenas
por favor keremos la septima parte ya!!!! aligera y piensa rapidoo jeje
un bexo
donde encuntro Tus Reflexiones
a ghra: Jeje estoy en epoca de examenes… no sé cuando escribiré la septima parte… espero que pronto.
Fernando: Si leyeras mis reflexiones sabrias el por qué :shocking:
ya lo se canijo, y no eres el unico!! tengo mas ganas de acabar ya… HE APROBAOOOO jajajaja
:tongue: es q.. es q… jejeje muxa suerte pa los examenes. un bexo
Jeje, que ingrato… pero exquisito suspenso… Me like it!
Y sí, sí continuará.
Estoy seguro que muchos me apoyarán al decir que: Sí. …el contenido de esa carta debe revelarse…
:piensa:
ESTA DEMASIADO BUENA, LO QUE DESEO SABER ES EL FINAL, ESTOY MUY INTRIGADO ACERCA DE LO QUE DIRA ESA CARTA, LA VERDAD LA HISTORIA ES UN SUSPENSO TOTAL Y ME ENCANTA EL SUSPENSO, ESPERO PODER LEER EL CONTENIDO DE ESA CARTA
k tu historia me ha dejao intrigada!!! excelente imaginación la tuya!
Oye chico no se si te canses de mis comentarios pero quiero que sepas que siempre busco y leeo tu página, eres muy imaginativo y te felicito, al igual de los demás queremos saber el contenido de la carta :piensa: no vaya a cortarnos así 😥 hasta ahora
Elena: Paciencia… :wassat:
Hola! como a todos, me ecantó esta historia, pero quisiera encontrar un link en la página inicial que me redireccione a la reflexión, ya que así puede uno estar pendiente del final con mayor facilidad. 🙂
Jaime: No sé a que te refieres con la página original, pero la dirección de «»Mis reflexiones»» es [link]www.misreflexiones.net[/link] y en el menú de la derecha encontrarás un enlace a los relatos. :piensa:
:wallbash:
QUE BUENA HISTORIA AMIGO
DE DONDE SACAS LAS IDEAS O SON HISTORIAS REALES
CUENTAME TU SECRETO..
TE FELICITO POR ESTA PAGINA
QUE BUENO ERES………….
NO hay mejor forma de terminar esta historia.
Me gusto mucho y relaciono gran parte del relato con la manera en la que somos forzado a vivir para sobrevivr.
Solo siendo el Sr. Wen entederiamos al Sr. R.
Take Care.
Joder, qué largo… :confundio:
definitivamente adictiva, no hay como describir este tipo de texto, es emocionante ver al señor R en tu imaginacion y sentir miedo de que pueda ser tu vecino….
Sin embargo me gustaria que publicaran los otros capitulos..
definitivamente adictiva, no hay como describir este tipo de texto, es emocionante ver al señor R en tu imaginacion y sentir miedo de que pueda ser tu vecino….
Sin embargo el nivel opcional no es convinvcente..
HISTORIA SOBRESALIENTE, LA MEJOR ENTRE LAS MEJORES, COMO DE PELICULA.
FELICIDADES 🙂 🙂
Es una buena historia quien quiera que halla escrito esto es una persona que si bien tiene los estudios de escritura ha puesto en practica su aprendizaje si no la imaginacion lo ha conducido ha dejar a todos con la ansiedad de continuar leyendo, es una bu
buena historia blablabla, tienes imaginacion blablabla, tienes talento blablabla…
el señor R. es dificil de comprender pero cuando lo comprendes da miedo de que en toda mente hay un señor R esforzandoze por salir
:wallbash:
RNO: Tengo una continuación en mente… pero no hay ganas ni fuerZas para escribirlas… tal veZ allgún día la continue…
😮 Esta super interesante aunque me quede intrigada
oye es la segunda vez que entro a tu pagina y me parece muy interesante, empece a leer la historia del asesino el sr r, me parece muy buena y si tu la escribistes que barbaro si que tienes dones de novelista ehhh
bueno me despido y una vez mas