Autor: Luis Jes?s

Fecha: 17 de Junio del 2004

El cielo me cubre con el manto de la niebla, es una sensaci?n de calidez que me recuerda un abrazo tuyo… completo… sincero… y que me envuelve con la escencia de tu ser, haciendome sentir libre… completo… vivo…

Minutos despu?s, ha quedado detr?s mio esa bruma c?lida y sutil que, cubriendo todo el entorno, ha dejado la suave brisa del rocio vespertino, y ahora se abre frente a mi un panorama totalmente distinto, es una vision fr?a, humeda, sombr?a, llena de oscuros nubarrones que amenazantes parecieran pretender dominar la poca pero brillante luz del agonizante sol de este d?a.

Adem?s, fuertes y relampagueantes rayos se escapan del cielo, golpeando con su luz y con su estruendo, desafiantes… soberbios… manifestando su poder e intimidando a todo ser que los percibe. Me percato de que las nubes han dejado escapar su contenido, consistentes y gruesas gotas comienzan a caer, haciendo casi nula la visibilidad, como queriendo ocultar el futuro, provocando la incertidumbre y la ansiedad generadas por el miedo.

De repente, en medio de esta sensaci?n de desconcierto y confusi?n, veo a lo lejos la hermosa y titilante luz de una peque?a estrella… Una luz fr?gil, cuyo color es una mezcla entre el azul y el rojo y que llega hasta mis ojos, y que evoca en mi, ese sentimiento de esperanza y armon?a propias de la luz c?smica… Me quedo por un momento apreciando este peque?o punto luminoso en el cielo, y me doy cuenta de que poco a poco, lentamente, otras luces comienzan a aparecer ante m?, hasta quedar extasiado por semejante espect?culo estelar.

No cabe duda de que son magn?ficas construcciones… perfectas… brillantes… obras dise?adas delicada y amorosamente por las manos del gran arquitecto del universo, y que estan ah?, esperando a ser vistas y admiradas, enviando su luz y su energia hasta el rinc?n mas alejado del universo…

He llegado a mi destino, la luz de los autos y el ruido nocturno de la ciudad me regresa a la cotidianidad, pero dentro de m?, ha quedado el afan de pulir mi estrella interna, para que, al igual que las del cielo, el d?a de ma?ana brille, agradeciendo a ese arquitecto glorioso y magnifico, que hoy una vez m?s me ha dicho lo mucho que me ama..